viernes, septiembre 05, 2008

5 dias de julio: Toma 2, 3 madrilenyos y un francés

El domingo 6 amaneció soleado, pero yo no me levanté para verlo. Me levanté algo mas tarde, sintiendo intensos dolores de cabeza, sequedad de boca y esas sustancias pegajosas que surgen en los bordes de mis ojos y no me permiten abrirlos del todo.
Pero amaneció soleado, y permaneció asi durante un par de vueltas de aguja de reloj. Cuando desperté al fin pasado el mediodia, el sol aun brillaba en el cielo, y yo subí sobre mi amante negra y completé la ruta hasta las piscinas de la calle Príncipes. Y allí deje que el sol y el agua reconfortasen mi cuerpo tras una nueva noche de alcohol.
Volví a Friedrichshain, y el día volvió a tornarse noche y de nuevo dia. El lunes pasó tambien, sin dejar ningún recuerdo en mi cabeza ni ninguna linea anotada, hasta que volví a casa cuando ya el dia terminaba y me encontraba en mi habitación mochilas y ropas desconocidas.
Al rato aparecía mi desconocida visita: el companyero de mi mejor amigo Berlines durante su etapa madrilenya, el hermano gemelo de aquel y un amigo común de ambos. Trajeron, piercings, tatuajes, simpatía y buen humor. Una de mis companyeras de piso me preguntó si eran gays.
Mientras cenabamos en un restaurante hindú tratando de no dejarnos mojar por la lluvia que volvia a Berlin, y tomándonos unas cervezas despues en el bar socialista-nostálgico de la calle Copérnico, quedó claro que no eran gays, y que eran unas personas muy interesantes y curiosas.
Ellos siguieron visitando Berlin al dia siguiente bajo gruesas nubes que escupían de vez en cuando. Yo pasaba una de mis habituales fases de cansancio y falta de resultados satisfactorios en el trabajo. Me preguntaba una vez mas durante cuanto tiempo puede llegar a afectarme una resaca.
Resaca o no, seguía cansado, casi con síntomas de enfermedad. Además en el trabajo me quedaba hasta tarde el martes, con lo cual renuncié a acompanyarles al concierto de Radiohead en el Wühlheide. Yo volvía a casa cansado, y trataba de descansar mi cuerpo en los colchones de mi habitación viendo algun capítulo más de perdidos. A medianoche mi visita volvía a casa, yo les abría la puerta y les dejaba entrar, y volvía a dormir.
El miercoles seguía lluvioso, pero mi estado físico y de salud mejoraba. De nuevo me quedaba en la oficina hasta tarde, superando las horas establecidas por mi contrato y licenciando este sobretrabajo una escapada nocturna, al fin, sin tener que coincidir con viernes o sábado.
Yo no era el unico con problemas de salud: mi negra amante sufrió un cruce de radios y la caida de alguno de ellos en su rueda trasera, que gracias a la inestimable ayuda de Stefan pudimos sanar en primeros auxilios. Urgía sin embargo, una visita al hospital de bicicletas. Aún lesionada mi bicicleta me acompanyó en la aventura nocturna.
Comenzando con una especie de trivial musical extranyo en un garito francés (d0nde un par de semanas antes habia estado viendo a Nico), comenzó posiblemente la noche mas bizarra de julio. Del local francés donde solo hablábamos espanyol pasamos a otro garito extranyo, regentado y frecuentado por gays, de decoración kitsch y donde continuamos hablando espanyol y con ganas de bailar. Despues de este local nos separamos de parte del grupo principal, y mi visita montada en bici, Juli, un francés con acento catalán y conocedor del indie patrio, y el que suscribe cruzamos Kreuzberg bajo mi guia para llegar a Kotti donde ningún garito abría y los yonkis se inyectaban en las escaleras de entrada.
Deshicimos de nuevo la ruta a las 2 ruedas con Juli subido al portacargas de mi maltrecha amante con cadena, cantando Los Planetas y El cadillac solitario de loquillo. Mas cervezas, baches y una negativa a entrar en el odioso Watergate nos recondujeron al lado de mi casa, donde terminamos la noche tras una de las puertas menos visibles del templo del RAW, escuchando Reagge entre los ultimos cuatro danzanzes entregados al trance, después de tratar en la calle con tratantes de agentes químicos de dudosa procedencia y negros londinenses gays amantes de las chaquetas de cuero.
La noche terminó para mi cuando llegó la luz a la ciudad, aunque algunos de mis visitantes la prolongaron un rato mas. Un par de horas después me levantaba en medio de una llovizna que parecia querer ordenarme una inmediata vuelta a la cama que no era posible. Dejé a uno de ellos desayunando con una guapa y simpática amiga berlinesa, y subí al metro camino de la rutina.
Cuando volví a casa a dormir, ellos se habían ido, y me dejaron una redonda nota de despedia, y una gran sensación, que contemplé brevemente antes de cerrar mis cortinas internas y externas y echarme a dormir.


escuchando-> Reagge en el RAW Tempel
leyendo-> ???