martes, diciembre 15, 2009

Noches largas, dias cortos

Contaba al final de mi ultima entrada que en el último dia de noviembre volvia a cerrar la puerta tras de mi y me encerraba de nuevo en el salón oscuro de mis paranoias. Quería dejar de hacerlo, si queria, pero la obsesión fue mas fuerte que yo y acabé llamándola. Y cuando terminé de hablar con ella me sentí tan aliviado como triste, triste por haber sido derrotado otra vez por mis vicios. Era ya tarde, pero desde aquel dia me dije que no iba a dejarme vencer por las corrientes de mis mareas mentales, no iba a dejarles impedir hacer todo lo que siempre he querido hacer. Vi el reloj y vi que la conversación telefónica me habia robado una hora del dia. Salí corriendo a la calle para poder disfrutar de las últimas horas de la temporada saunífera en Treptow.
Llegué y al pagar me informaron de que era noche de Herrensauna. La sauna de los senyores no está reservado para los senyores dominadores de los que hablaba Nietzsche, sino para los senyores dominadores y dominados de tendencias homosexuales. Lo pensé un momento y me rei. Habia caminado mucho para volver a casa, y realmente necesitaba una sesión balsámica para mi mente. Miré el reloj y decidí dejar a un lado mis prejuicios junto con el resto de la ropa, y entre para disfrutar de la media hora que quedaba de pública de género mixto. A partir de las 22h las mujeres fueron despareciendo y siendo sustituidas por tipos barbudos y/o musculosos y/o tatuados. Pese a mis prejuicios fue una de las sesiones mas relajadas que recuerdo. Los gays hablaban bajo y generalmente solo con sus acompanyantes, no con la sauna completa. Además mantuve los ojos cerrados casi todo el tiempo, y nadé mas que nunca al estar la piscina practicamente todo el tiempo vacia. Tan relajado fue que superé el tiempo estipulado en la tarifa basica, y tuve que pagar mas de la cuenta. Por estar en una sesión gay!!! No lo podia creer. El dinero extra que pagué estaba destinado a la cena, asi que me acosté sin cenar. Descojonado eso si, pero sin cenar. Además, en las tres horas en la sauna con los ojos cerrados o nadando habia hecho un repaso exhaustivo a mi vida desde los 15 anyos hasta la actualidad. Y, a pesar de las notables carencias sexuales y emocionales que me agobian, me gustaba. Casi mucho. Asi que me acosté descojonado por mi elección de dia de sauna y contento.
Dormi poco y me levanté en diciembre. Los dias ahora son muy cortos y oscuros, muy oscuros. Las 5 o 6 horas de luz del dia las pase en el trabajo, rindiendo bien con el cuerpo aun bajo los efectos balsámicos de las hierbas de la sauna. Salí del trabajo antes de lo habitual y pase mas de una hora siguiendo los contornos de Alexanderplatz buscando para Stefan un regalo y una botella de vino. Llegué a casa tarde y aun cocinaban.
Esta vez el cordero tardó casi 7 horas en hacerse, pero el resultado fue tan excelente que todos los olvidamos. Los que vivimos en nuestro piso y todos los invitados, que anyadieron al festín lechal al estilo arabe ensaladas, mas vinos y postre. Cuando dejamos de alimentarnos ya habia pasado el dia del aniversario de Stefan, estabamos saciados de hambre y gula, y con el sabor dulce en la boca de una especie de bunyuelos alemanes rellenos de mermelada y cubiertos de helado. Me retiré a la cama sabiendo que en menos de 5 horas tendria que despertar a un nuevo dia. El miercoles no trajo nada para recordar, tan solo cansancio. Permaneci en el trabajo las horas marcadas sin muchas ganas de trabajar y volvi a casa a vaguear y dormir.
El jueves pude finalmente descansar y dormir. En el trabajo al estar descansado tuve tiempo para cumplir mis tareas profesionales y tambien todas las privadas que necesitan de conexión a internet. Me sentia de nuevo con ganas de hacer cosas, y recorri la cartelera de arriba a abajo, pero no encontré nada que me animase a ir al cine. Paré de nuevo eso si por segundo vez en la semana en Alexanderplatz, y compré finalmente un nuevo reproductor de ficheros mp3 portatil.
Volvi a casa escuchándolo y Stefan me informo de que el sábado se me requería para poner música. Fui a mi habitación, telefoneé a David que tambien preparaba una fiesta en Heidelberg y casi en aquel momento comenzó el fin de semana. Hice una lista con todas las canciones que queria que sonasen en la fiesta. Pero no la terminé y me acosté cansado y con ganas de seguir buscando música.

escuchando-> Francisco Nixon, banderas rojas
leyendo-> los comienzos del pensamiento monástico