sábado, febrero 20, 2010

De mi calle a la ciudad de su nombre

Fui una vez mas infalible en mi empenyo de fallarme a mi mismo, y he de continuar ahora narrando lo que ocurrió la segunda semana de enero, cuando deje de ser tutor de un grupo de veinteanyeros universitarios y me subi a un coche con tres desconocidos rumbo a Leipizig.
Desperté despues de medio dormitar las apenas de horas de trayecto, tras la enésima rememeracion mental de mi vida adulta. He perdido la cuenta de las que he hecho en mi veintinoveno anyo de vida. Sali del coche tan atontado que necesite caminar cinco o seis veces hasta el final de la estación y regresar al parking antes de dar por concluida mi retrospectiva mental y declararme preparado para la fiesta de la noche. Entré en el casco antiguo de la ciudad solo para rememorar mi ultima visita y volvi a los diez minutos para subir al tranvia que me llevaria a la fiesta. Al bajar del vagón me encontré con los otros dos berlineses de visita, y juntos caminamos hasta llegar a la casa. En la fiesta nunca terminé de animarme, y una mezcla entre cansancio y frio haciendo mella en mi me quedé casi toda la fiesta sentado y comiendo, pasando de salir a la barbacoa invernal o ponerme a tratar de entablar conversación con gente que nunca antes habia visto y probablemente no volveria a ver. El final de fiesta con Jam multicultural fue un colofón perfecto a una fiesta tranquila y hogarenya. Antes de las 4 de la manyana estiramos los sacos de dormir sobre la gran alfombra persa del salon. Antes de las 9 nos despediamos de los anfitriones rumbo de nuevo a la estación central. En Dresden, poco antes de subir de nuevo al Tranvia tuvo lugar mi primera y de momento unica caida del anyo tras resbalón. Mi culo no tuvo que lamentar danyos irreparables, y llegamos a tiempo de subir al tren que nos devolvio a la conocida gran ciudad.
Nos cruzamos en el SBahn con Jose al que le desee las buenas noches antes de volver a dormir. Llegue a casa, desayuné algo y me acosté. Cuando me desperte de nuevo el dia acababa. Ninguno de mis companyeros de piso pudo acompanyarme, asi que hice solo de media hora de Friedrichshain a Wedding, una vez afeitado y duchado. Llegué de los primero a casa de Tunc, pero poco a poco la fiesta fue llenandose y para cuando llegaron Paul y Jose, ya llevaba varios vasos de sidra y habia tomado la silla frente al ordenador donde se decide que música poner. Con ayuda de un amigo turco hicimos bailar a los invitados a la fiesta de Tunc y a los invitados de sus vecinos, que se congregaron tambien con nosotros en la habitacion de mi amigo. Una chica alta rubia y guapa me dijo parecerme un tipo con el que creo solo compartir el tamanyo, y mientras perdi a Jose buscando amigas. La gente era joven y no escuchaba el tipo de musica que hace a mi espiritu tener ganas de fiesta, asi que cuando J nos dijo de abandonar la fiesta con unas chicas que habia conocido, no me entretuve en despedirme demasiado de los demas. Luego la noche y el frio me cansaron, el humor comenzó a cambiarme de sabor,y cuando al final solo una de las chicas se empenyo en quedarse con J, Paul y yo nos piramos con ganas de llegar a casa antes de que el humor se viniese a bajo del todo.
De una manera un tanto asombrosa, el domingo lo sobreviví sin resaca ni fisica ni melancólica. Desayune y perdi el tiempo como siempre, pero sin el mas minimo atisbo de que la habitación me tragase. Como finalmente tenia un ordenador nuevo desde el miercoles de la semana anterior, perdi el tiempo al final de la segunda semana de enero descubriendo que poder hacer con el.
El lunes 18 me pareció corto en exceso y desde aqui elevo mi queja a aquel que lo planificó, pues me dio la sensación de que las 24 horas pasaron rapido en exceso. Ir a trabajar y encontrarme con todas las personas que no habia podido encontrar la semana anterior y no iba a ver hasta la siguiente, reunirme con mi estudiante italiano, recoger solicitudes, grabar todo lo que queria llevar conmigo... Sali de la uni casi a las nueve y con la sensación de que me dejaba algo en la universidad. Cené rapidamente algo e hice la maleta. Al final, tras muchos intentos, consegui instalar el programa que necesitaba en mi ordenador solo para cerciorarme a los diez minutos de que no conseguiria hacerlo funcionar correctamente bajo windos 7.
Me acosté en la cama-sofá pasada la medianoche. A las 3:30 sali de casa y caminaba hacia la estación del este, donde habia de tomar el tren que me llevaba a la capital del pais vecino en esa dirección.


escuchando-> Ottis Reading "Quizás"
leyendo-> un poco lo que pensaba Spinoza