jueves, abril 12, 2012

Dias extranyos (I, como comenzó)

Terminaba la semana santa y era lunes, aun santo y festivo. Al acostarme al dia anterior me alegraba la perspectiva que se abria en un dia que terminaba como un domingo al que seguia otro domingo mas, otro dia libre, otro feriado. Supongo que utilizo esta ultima expresión por haber estado hasta ese dia y los tres anteriores Bernardo de visita por mi casa.
De algun modo me alegraba volver a verlo y volver a revisitar con el algunos lugares y hábitos de Berlin que dejé de visitar y tener 2 anyos atrás. No me habia sentido para nada incómodo con el por casa, es más lo habia pasado muy bien esos dias, pero sentía que no solo perdia esa parte de la intimidad que te roba cualquier visita, sino tambien un cachito más, un trozo que podria dejar al descubierto ante la mayoria de mis amigos, pero aun siento retizencia de mostrar ante el. Quizás por eso, quizás por el hambre, quizás por el incipiente refriado reencubado el fin de semana, me levante el domingo de mal humor, irascible y excesivamente sensible a cualquier agresión exterior por inofensiva o tenue que sea.
Esto hizo que mi voz seca y mi cenyo fruncido agriase un poco lo que parecia una entranyable manyana de crepes y gofres preparada por S y F. Bastó un repetidamente irónico comentario de uno de ellos para que el ambiente se volviese algo mas extranyo que el estado atmosférico exterior, y algo de mi bilis amarga se entremezclase con mermeladas de fresa y mus de manzana. Bernardo se fue y tras una despedida muy normal parecia que todo se tranquilizaba en casa y mi estado emocional pareciera volver a ser estable. Aun tenia guardada en mi una anhelanza de libertad y soledad elegida después de tantos dias de visita, asi que parti corriendo hacia las termas del Oeste, a relajarme en el calor y en el agua, a sentirme solitariamente libre como de vez en cuando tanto necesito. En las termas sin embargo no encontré la calma que necesitaba, sino que saltaba ansioso de una sala vaporosa a otra con mas calor, y cuando llegó la hora de cerrar regresaba a casa inquieto y nervioso. Cené un Schwarma del Oasis viendo el reality show de aventura con el que cierro y comienzo las semanas, pero la rutina tampoco parecia calmarme.
Tras muchas vueltas en la cama con poco suenyo y mis neuronas y mi sangre desconcertantemente activas, consegui comenzar a dormir en algun momento bien entrada la noche.

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