lunes, marzo 06, 2006

Extranyo fin de semana (1a parte)

El fin de semana tan extranyo y diferente de lo habitual a cualquiera de los que suelo experimentar en cualquier ciudad del globo comenzo aparentemente bien. Llegue a casa, descanse un rato e hice un par de llamadas para concretar los planes. Parecia que para celebrar el examen, ibamos a juntarnos unos cuantos PEESE y pegarnos una fiesta de verdad.
Hable con mis companyeras de piso, con las que tambien querria haber salido aquel dia, pero lo postpuse mejor para el siguiente. Despues me llamo Nulia, la ultima de mis amigos del anyo anterior que quedaban por Berln, pero que el domingo se iba a Valencia tambien, Como me entere tarde de que era una cena de despedida, sali cuando pude recogiendo una cerveza por el camino antes de estar con ella y otras alicantinas un rato en un restaurantelounge de Kreuzberg. Me despedi de ellas con pena, y para combatir el frio que hacia en la calle compre otra cerveza. Llegue a Hackescher Markt poco antes de la una (como siniestro total a la luna). Me acerce a una cabina a llamar a Elena. Inserte una moneda y esta quedo atrapada en mitad de la maquina sin permitirme llamar y sin dejarse ser recuperada pese a mis golpes y espetones, 20 minutos y 200 maldiciones despues, camine un rato mas hasta otra cabina, a menos de 200 metros de la anterior. Otra que encontre entre ambas ni suquiera dejaba insertar las monedas. Inocentemente, inserto de nuevo otro euro y se repite la misma historia. Solo que esta vez los golpes a la cabina e insultos a la Deutsche Telekom (entrad y hackearla) se multiplican los dos. Cada vez mas convencido de que la politica de las companyias telefonicas de todo el mundo es la de despreocuparse de sus cabinas telefonicas y que estas funcionen tan mal que los usuarios nos veamos utilizados a usar telefonos moviles (negocio en los que ellos tambien participan) mucho mas lucrativos para los operadores, segui avanzando con las manos ya casi congeladas por Oranienburguerstrasse.
Como ya dije alguna vez, en esta calle aparte de una sinagoga con porteros vestidos de verde, hay unas chicas con un corse a 200 atmosferas que ten invitan casi demasiando insistentemente a que subas con ellas a una habitacion. Y digo especialmente demasiado insistentemente cuando vas con dos botellas de cerveza y una de mala leche encima, buscando a tus companyeros de master desesperadamente por la calle, sin dinero suelto ni saldo para llamar despues de haber perdido 2 euros y 40 minutos de tu vida tratando de llamar y reclamando a la companyia telefonica (su jodido numero gratuiro si que funcionaba, aunque solo sirviese para que tomaran nota de que sus putas cabinas de telefono funcionaban mal).
Entonces ya no son las putas cabinas de telefono, sino las senyoritas putas las que se cruzan en tu camino. Y entonces te das cuenta de que el movil se te apaga, y tienes que tratar de memorizar un numero de movil antes de lograr cambiar dinero en algun lado y poder volver a llamar. Pero el alcohol limita tu memoria rapida y las putas son mas insistentes cuando pasas dos veces a su lado porque estas buscando a tus amigos en algun pub de la zona. Y entonces se te olvida el numero y no puedes volver a encender el movil. Y te cagas en su puto corse.
Despues de recorrer un par de veces la calle animada y un bar latino llamado las cucarachas, logro cambiar dinero comprandole una cerveza a un turco en un kiosco. Pero cuando llamo en la cabina al lado de su kiosko, el numero al que llamo no es el deseado. Y son las 2 y media de la manyana y el movil sigue sin encenderse. Piensas que tus amigos se habran ido a algun club en otro lado.
Subi de nuevo al SBahn, tratando en el trayecto vanamente de encender el movil mientras me tomaba la tercera cerveza. Cuando llegue a la estacion negandome a abandonar asi la noche fui hasta el club donde creia que podian estar mis companyeras de piso. Otros 10 minutos de cola. Otros 10 euros de entrada. Eran ya las 3 y entre, pero no logre encontrar a mis companyeras. Pero la suerte ya estaba echada, y yo ese fin de semana necesitaba bailar, asi que en vista de que la musica era acompanyable me quede en el club una hora y pico mas, antes de que las fuerzas comenzaran a abandonarme. Llegue a casa y me derrumbe en la cama.


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