sábado, junio 09, 2007

Crónica de un mes de mayo

El mes de mayo ha terminado, y lo hace como empezó: viéndome intranquilo y nervioso. Empecé nervioso, si, por una causa de intranquilidad que no puedo describir, y que despertó todos mis instintos paranoicos. En realidad había comenzado el viernes anterior, justo antes de la llegada de Jorge y Jorge, pero precisamente su presencia en casa es lo que me permitió pasar esos días sin volverme loco. Ellos se fueron a las 7, pero yo me quedé en mi mundo de almohadas y sábanas hasta pasado el mediodia. Ese día, fiesta internacional del trabajador, enmedio de Kreuzberg rodeado de gente (en su mayoría no trabajadora, por supuesto) pero llena de ganas de fiesta y espíritu revolucionario, volví a darme cuenta una vez más que vivir en Berlin me brinda estas posibildades, de vivir por ejemplo estos días de una forma, que en pocos otros sitios se podrían vivir igual.
Comenzó la semana y yo seguía nervioso, pero tenía que ponernme a trabajar. Comencé finalmente a ponerme a escrbir en serio y esta primera semana, acuciado por las sospechas, lo hice bastante bien y cumplidamente. Los miércoles y jueves seguía yendo al despacho del Dr. Valentín, y seguían trayendo pasteles en semanas alternatiivas (no solo por ser el primero de mayo). Recuperado ya del fatal castigo a mi cabeza casi completamente, el baloncesto intentaba inflitrarse de nuevo en mi vida. Primero con los PlayOffs de la NBA, que peleaban con los Rascacielos y los Héroes en ser mi quitatiempos preferidos, y después con el Basket en vivo. El primer findesemana de mayo, Unicaja y Tau perdían en Atenas sus respectivos partidos de la Final Four y yo volvía a pisar un parquet con Cagatay. El tiempo seguía pareciendo veraniego, y Uli venía a casa para festejar con la WG casi al completo, haciendo ruta por Kreuzberg acabando en un Festsaal que por fin pisaba. Despertaba de la resaca con un mensaje latino en el movil: de nuevo parrilla en el parque popular. Futbolito**, salchichas y unas colegas mexicanos traidos desde Ludwigshafen me convencen para abandoner los planes de findesemana alemán completo y me empujan a la mensual fiesta de La Regla en el barco.Nada que mencionar excepto mi borrachera y recuperación. Debía comenzar a estudiar de nuevo, per o los nervios seguían presentes.
Ls segunda semana se tornó en lluvia y color gris. Algún hueso del pie roto con las irregularidades del cesped, y un tiempo gritón y maleducado, me sumieron en un bache de humor por un dia. Recuperado con pizzas del barrio y lecciones morales de mis héroes en DVD me llevaban después de un empujón de moral a seguir escribiendo páginas en ingles. El objetivo estaba fijado en tenerlo todo listo para cuando comenzase junio, pero el rosario de despedidas de junio comenzaba, siendo Allison y DaWei los primeros en hacerlo. Mi despedida tuvo forma de empanada, que se interpuso de nuevo entre mi y mis frases en inglés.Pero la semana seguía siendo gris y eso me daba fuerzas para escrbir, parecía que las nubes taparan y escondieran mis temores. Decidido a cumplir mi cometido, el segundo fin de semana lo reduje al sábado noche, que después de una inexplicable fiesta latina en una residencia de estudiantes alemanes acabo confundido en la demencia entre vodka y travesties en el incomparable marco Kitsch del Kumpelnest, al que volvían mis pies y mis ojos después de casi un anyo y del intento frustrado que acabo en pelea en marzo.

Seguía el tiempo gris y el ritmo de mi corazón se hacía mas regular. Toronto ya estaba fuera de los playoffs, y yo seguía las semifinales y me empollaba los desarrollos urbanísticos de Bilbao. En un domingo de Brunch descubro mi paraiso en una esquina cerca del parque del muro, donde un grupo de ángeles de pelos desalinyados y camisetas de tirantes te sirven helados mientras tararean a los Strokes. Vuelvo a prepararme para una semana de trabajo ayudando a Stefan en una mudanza, y el tiempo se intercala con la tercera semana en el eje de las equis.
Ya todo parece agua pasada, la preocupación no parece ser mas que una leve sospecha. Anna, nuestra nueva compi, es todo simpatía y cena de vez en cuando con nosotros. El proyecto pasa y mi vida ordenada le hace un hueco a Turbonegro, para que destroce mi cuerpo en la sala pequenya del Columbia, en un concierto entregado a la locura y el desenfreno. No hay sitio para el miedo, puedes hacerlo todo si no hay nada que perder, asi que destruyamos el templo de nuestro cuerpo. Todavía con los riffs nihilistas y los coros dionisíacos recorriendo mi cabeza llega otra fiesta a mitad de semana a joderme el plan de trabajo. Toca salir, y después de un conicerto muy descafeinado en el Cookies termino llevándome a un Benito sin llaves a dormir a mi casa. Apenas un día despues, sin tiempo mas que a hacer un par de esquemas e índices, llega el dia de su despedida. La despedida no sale de SiegmundsHof, pero deja en mi cuerpo marcas muy contundentes de abuso etílico. El cielo por fin se despeja, pero en mi mente circula vahos de CH3CH2OH y decido lavarlos con agua fresca. Al despejarse las nubes, no queda rastro de mi sospecha de hipocondríaco moral. De alguna forma consigo trabajar en fin de semana, aunque he de hacer una pausa para ir con Dani al cine casi 300 días después para ver una película sobre el mismo número de hombres.
Y llega la recta final del mes. He de modificar mis objetivos académicos, es imposible acabar el informe para final de mes, así que me fijo como nueva meta que los dos capítulos principales estén concluidos cuando me suba al primero de los aviones. Comienzo a trabajar pero de repente recibo una nueva llamada que lo cambia todo: parece que tengo una entrevista de trabajo y una nueva incógnita se cruza en mi camino, ocupando mi mente en los ratos que no son ni martes ni miércoles por la tarde (cuando estoy programando bases de datos para Valentín) y sembrando una nueva sombra que enfría a mi ánimo de escritor científico. Aun así consigo hacer la entrevista, ver la presentación de Juanvi, escribir y tocar la batería lunes, martes y jueves antes de despedirme de Hannes y de sus clases. La barbacoa del jueves elimina mis posibilidades de trabajar al día siguiente, que doy ya defnitivamente por perdido. Comienza oficialmente el fin de semana del Carnaval de las Culturas del mundo en Berlin. El jódido jefe del departamento de metereología celestial parece estar en contra de este evento y nos manda lluvia viernes y domingo con granizada sorpresa el sabado. Pero entre tranto, yo me lanzo a los brazos del hedonismo y la cerveza en un fin de semana inquietante. El viernes bebo y bebo, y conozco a la gente mas interesante del mes: un rockabilly tunecino y un alemán que puede abrir las puertas de mi futuro profesional. Tras regresar sin saber cómo a casa, me levanto el sábado a a limpiar y arreglar el cuarto de banyo. Sin tiempo para mas pausas, me llevo a Tunc a Charlottenburg para aprender a pedir un Kebab en turco en una fiesta gracias al cielo, mas ligera para mi cuerpo que la del dia anterior. No consigo sin embargo llegar a mi casa antes de las 6. Maldiciones llenan mi boca, porque a las 11 estoy en pie. Y durante 12 horas siguientes bebiendo cerveza y bailando por Kreuzberg al ritmo de todo tipo de músicas y culturas, encontrándome amigos de alicante y de indonesia. Y el lunes descansó, pero no tanto, porque aun hube de encontrarme con Elena con los otros PEESE de visita por Berlin, y recoger la bici abandonada el dia anterior.
Y el martes antes de despedir el mes, depedir a dos amigos mas: Shiva vuelve a la India, Keyvan a Canadá. No hay tiempo de ducharse siquiera, y despidiendóme mal llego corriendo y tarde a otra cena. Con una ligera lluvia, vuelvo en el bus nocturno a casa a las 4 de la manyana, junto con un gay borracho que regresa de un garito de ambiente al que no van ni los gays y al que jura no regresar hasta el anyo que viene. Despierto con ojeras en mi penultimo dia del anyo, y despues del trabajo y de mis ultimas discusiones acerca de mi futuro, la incomoda pareja del miedo y la paranoia me esperan detras de la puerta. Desconcertado por la visita del matrimonio que nunca me deja de insiistir en montarme un trío con ellos, trato de relajarme antes de partir. Los padres de Steffan, en Berlin por una noche, logran devolverme un poco a la realidad. Y así termina mi tiempo antes del viaje como comenzó el mes, tratando de buscar la calma entre fotos de rascacielos y resultados de deporte en internet. La maldita pareja a vuelto de sus vacaciones por las mentes de otros jovenes y han vuelto a instalarse en la habitación que ocupaban a principio del mes.
El mes terminaba bien, y ahora he de luchar porque vuelva a ser así. En 4 de las ultimas 5 noches volvía a casa con mujeres o de mujeres, aunque fiel a mis principios de perdedor, sin haberse propiciado un contacto intimo en ninguna de ellas. Junio se presenta esperanzador, en cuanto logre desalojar a los ocupas oscuros de mi mente.
Y este findesemana, a vender mi cuerpo a la noche*

**Futbolito: expresión mexicana usada para designar una pachanga de futbol callejero

escuchando-> *Turbonegro en directo
leyendo-> Berliner Kneipe (Los pubs de Berlin)