miércoles, agosto 15, 2007

Viviendo en el muro

Tras una semana en Espanya repleta de sol y cuerpos expuestos a sus rayos, granizados de limón y guisquis con cola regresé a Berlin a terminar con mi estres. Berlín me recibió con su cara mas gris y un par de escupitajos de agua, y el domingo lo paso sobre mis tres colchones tratando de recuperarme. Pensaba que tendría tiempo de acabar la tesis en un dia, pero el lunes se tornó interminable: desde las 7 de la manyana en pie y escribiendo, viaje a la uni, compra de pasteles, última visita a Valentin y vuelta a casa a tratar de terminar por fin con el texto final, pero con escasas fuerzas y voluntad. Para ponerlo mas dificil aparecen Uli y Olsen de visita, que aprovecho para descansar. Lo hago a duras penas y vuelvo al ordenador: me quedan 15 horas hasta la entrega, dos capítulos por corregir, los índices, los apéndices y la bibliografia.
De las 15 horas mi cuerpo me obliga a dormir 5. En las 10 restantes no consigo terminar el trabajo como yo hubiese querido, pero al menos se termina de forma casi presentable: un par de apéndices y explicaciones van fuera, y el trabajo se queda sin índice de figuras ni tablas. A las 16:05, 300 segundos pasados del plazo dado para la entrega, consigo entregar y firmar 3 ejemplares recién traidos entre mi sudor y carrera de la copistería. Atrás quedan las ojeras, 36 euros gastados y los nervios perdidos cuando se estropeaba la copiadora y se mezclaban los papeles. Vuelvo a casa con paradas para despedirme de la gente en mis dos frentes: la TU y Valentin, donde deje la planta que me dejaron. Y vuelvo al 24 de la calle Varsovia para dormir allí por ultima vez en un dia de trabajo.

Hoy he comenzado a ser un empleado de Webasto. La ciudad me ha parecido hoy mas amable y bonita que nunca: el verde crece por todas partes, la gente me recuerda que me olvido del móvil y he conocido a un par de companyeros en la empresa tan nuevos como yo. Y sólo un anyo mayores que yo. Aunque alemanes y del este. Dirk y Jens parecen buena gente.
He pasado de vivir más alla de un muro lleno de historia y conocido en todas partes a vivir en medio de otro mucho más antiguo pero infinitamente menos conocido. La casa para huespedes de la Webasto es una casa de 2 plantas y ático empotrada en medio de la muralla de la ciudad vieja del nuevo Brandenburgo: La Wieckhaus. En medio de una de las murallas medievales mejor conservadas de Europa escribo estas líneas, donde alguna vez siglos atrás vivio uno de los vigilantes de la puerta de la ciudad. Su trabajo, debio ser duro. El mio, de momento, para nada. Interesante y sin estrés. Veremos como avanzo.



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