miércoles, septiembre 25, 2013

Otra vuelta

Tengo marzo y abril en el borrador. Mayo, junio y julio ni siquiera brevemente anotados.
Entiendo que en marzo me fuese dos semanas de viaje y dejase así un par de posts ciberempolvarse. Pero el último esbozo de nota que tengo trata de servir de recordatorio de los dias tras mi vuelta de tierras hispánicas y mancunianas. Después abril desaparece de mi memoria virtual. Recuerdo mi último encuentro carnal (ya vuelve a quedar lejano) y el comienzo de la primavera y la llegada del sol. El primero de mayo por Kreuzberg, luego viaje y conferencia en los balcanes, mi hermana y Kurt de visita. Mucha lluvia de por medio, la salida del sol, banyos en los lagos, barbacoas y paellas varias y el carnaval de las culturas. Dificil establecer un orden temporal en mi memoria. El carnaval de las culturas y grilles en Görli, celebraciones de visitas y cumpleanyos. La larga noche de la ciencia. El regreso de Stefan. Varias semanas sin salir de Berlin ni recibir visita y en las que tampoco avanzó mi doctorado como esperaba, entre esos dias y las noches mas cortas del anyo, la fiesta de la música y la rusa que no vino. El verano que por fin fue verano, supongo. Rones y partidas a la play, mas paellas y cumpleanyos en parques, el calor al fin  y alguna partida de Badminton. Luego un findesemana largo con amigos en Rotterdam y vuelta a Berlin hasta que llegó agosto, único mes excusable de no ser transcrito por lo apretado de la agenda, con 2 viajes a Iberia (incluyendo 2 estancias en la residencia familiar) y una visita de grandes amigos de por medio. Y entre viaje y visita intentar trabajar. El segundo viaje terminó a la mitad de septiembre.
Y relajado como nunca y coloreado por el sol regresé hace ya 10 dias. Llegué, dejé mis cosas en la habitación y salí. Siempre es extranyo reeencontrarse con los amigos después de un tiempo fuera, con otros amigos y otro ritmo, pero esta vez fue extranyo por algo más. Algo habia cambiado y lo noté y sentia que de alguna forma las semanas siguientes iban a ser distintas, pues notaba cambios importantes en la vida de las personas con las que mas la comparto en este ciudad.
Pero acababa de volver, y siempre noto las cosas extranyas bajo estas circunstancias. Por suerte desperté en domingo, y perder el tiempo, dormir y recuperar mis costumbres caseras me hizo mucho mas fácil que nunca el reencuentro con la casa. Desayuné tarde y poco, cené mas tarde y mucho. Mi descontrol alimenticio más allá de indicar anomalía mostraba mi rutina dominical. Comencé una nueva serie de domingo, y me acosté tranquilo pensando en química, desierto y vidas quebradas.
El trabajo me recibió sin sobresaltos ni sorpresas. Las reuniones parecian confirmar que el trabajo avanza muy lentamente, esté yo o no presente. Tras ponerme al dia, o volver a actualizar mis resultados de acuerdo a nuevas mediciones, me quedé en la oficina solo hasta tarde, pues era mi única manera de poder seguir a través de internet el partido que me interesaba del campeonato de baloncesto europeo. Cómo el pártido terminaba tras prorroga regresaba a casa tarde, de noche, de efímero mal humor por el resultado del partido y comentando por mensaje instantaneo el resúltado y las impresiones con amigos de aquí y allá. Como la noche ya llevaba tiempo afuera cuando llegué a casa apenas tuve tiempo de calentarme una pizza y cenarla mientras retornaba a la costumbre de seguir ficciones pseudohistóricas los lunes.
El martes siguió igual de tranquilo y agradable en el  lugar de trabajo. Llegaba otra vez no temprano y no temprano dejaba de nuevo la oficina, pero después de haber tenido agradables conversaciones con los companyeros de trabajo. En casa finalmente di por concluida la operación retorno, ordenando la habitación por completo y seleccionando las fotos para relatar mi viaje. Hasta que el suenyo me venció me despedí finalmente  de los lugares recorridos la últimas semanas sobrevolandolos con ayuda de mi ordenador.
Del miércoles apenas recuerdo estar muy dormido en la oficina, que el tiempo pasó volando y que regresé a casa temprano por el suenyo y las ganas de ver un partido de Basket que terminó más o menos al mismo que tiempo que yo comenzaba a verlo. Entonces pasé el resto de la tarde cocinando un arroz vegetariano con berenjenas y mermelada de tomate a servir con yogur. Cuando al final llegó la hora de probarlo disfruté a pesar de fracasar en mi segundo intento de confeccionar una mermelada casera.
Jueves y viernes fueron dias de trabajo más fisico que intelectual y como al final de los dos dias el resultado fue satisfactorio regresé los dos dias muy satisfecho, a pesar de las manchas de grasa y los cortes en las manos. Supongo que cuando uno hace bien algo que generalmente no hace o no sabe hacer la satisfacción es doble. El jueves fue dia de charla familiar.
El viernes, volvía a llegar muy tarde a casa, y apenas paraba en ella unos minutos. De allí corriendo a la casa de Jose, recogiendo una pizza de camino. Vimos caer eliminada a Espanya ante Francia en el deporte de la canasta y Eva nos dejó solos mientras se iba a bailar funk. El litro de cerveza cayó liminado por cada uno de nosotros sin ninguna dificultad, pero a José se le caian los ojos también. Así que salia otra vez solo en busca de lugares ruidosos y humeantes en la ciudad iluminada ya solo por las farolas y los vehículos que la recorren. Mis vehículos fueron veloces esta vez y me junté sin mucha dilución con Pedro y sus familiares. La música monarcal era agradable y me encontré con mas amigos, pero al cabo de un par de horas me encontré de nuevo solo y con ganas de bailar. Tras un rato más de pleitesia a la monarquía visité el videoclub con pinchadiscos y bebí un par de cervezas más hasta que dejé de tener chicas cerca con las que bailar y con la agradable sensación de ser vencido por el alcohol y el cansancio me dejé llevar de vuelta a casa.
El sábado y el domingo fueron de cielo gris. El tiempo volvió a querer correr, pero me dejó tiempo a dormir mucho, comprar verduras en el mercado, comprar productos asiáticos en el mercado vietnamita oculto en el este de Berlin, cenar restos y ver películas, despedirme de gente de visita y conocer por fin el hogar de nuevos amigos. Y tras regresar a casa con la bici finalmente con un foco de luz iluminante y rememorar algunos ritmos con la bateria, ver terminar el campeonato de baloncesto mientras la verdura del mercado se dejaba asar lentamente para acompanyar al primer CusCus de mi vida. Y después dejar a la semana terminar rompiendo de mala manera.