domingo, noviembre 25, 2012

No me gusta el deporte

Quizás el título sea matizable. No puedo decir categoricamente que no me gusta el deporte, pero los lunes de otonyo, tras un fin de semana donde de nuevo no he conseguido arribar descansado al lunes, no me apetece practicar deporte. Y menos un deporte de equipo con gente que no son amigos mios, en su gran mayoria.
Si a esta falta de expectativa de disfrute se le anyade que vuelvo a levantarme enfermizo, las posibilidades de encaminarme tras el trabajo a un oscuro pabellón deportivo de alguna escuela del oeste de Berlin son remotas. El último lunes de octubre del 2012 me desperté tan cansado que no conseguí levantarme de la cama hasta pasado el mediodia. Al final terminé yendo a la universidad y trabajando en el laboratorio, y la necesidad se transformó en algo parecido al disfrute, pero evidentemente no miré el reloj cuando comenzaba el partido.
Seguramente fue un acierto no practicar deporte el lunes, porque el lunes desperté mas motivado y despierto, y tras la jornada de trabajo aun visité unas charlas relacionadas con el mismo de forma voluntaria, algo que no siempre acompanya a mi voluntad.
El miércoles continuamos con las rutinas habituales, charlas en la universidad, 9 horas de trabajo y luego juntarnos unos cuantos amigos a ver una peli. Esta vez tocaba en casa, y por primera vez desde que Stefan nos dejase volvimos a ver una peli en casa. Y en mi caso el volver a ver refiere no solo al entorno sino también al largometraje. Y volvimos a comer pasta, con los habituales aunque esta vez solo una fémina nos acompanyase.
Tampoco ocurrió nada resenyable el jueves. Traté de convencerme a mi mismo de que debia hacer algo de deporte, y arrastré conmigo una bolsa de mano con un banyador, una toalla y un par de mudas junto con mis apuntes y mi ordenador portatil. En el trabajo acabé trabajando tarde y cerrando el edificio, y tras visionar diversos videos musicales solo me apetecia regresar a casa, cenar y escuchar mas música. Asi que la bolsa regresó igual que partió y se volvió a confirmar que el deporte activo hace tiempo que dejo de ser una de mis primeras opciones de ocio. Y en mi cabeza seguian resonando riffes y bombos.