domingo, noviembre 25, 2012

Las viejas costumbres siempre vuelven

Aterricé al este de Berlin de nuevo de noche, y parecia que no hacia mucho frio cuando salia del avión, el dia era largo y habia hablado con amigos y familia en distintas ciudades.
El jueves comencé a trabajar pasadas las minivacaciones, asi que motivado avancé algo mis investigaciones y regresé a casa a descansar. El viernes volví a la universidad pero dediqué la mayor parte del tiempo a la corrección de un trabajo, que hizo que el tiempo pasase deprisa y llegase pronto la noche, el cansacio y la vuelta a casa.
Cuando llegué a casa emi cuerpo no respondía a mis deseos de actividad, y dormí un rato tumbado sobre el sofá. Luego me serví un guisqui, escuché musica y esta me condujo a la ducha. Al rato llega Pedro y salimos juntos a por una botella de ron y un Schwarma para cada uno, que comemos en la cocina de mi casa  con mi portatil sobra la mesa en el que vemos el film que traje de Cuba, Juan de los Muertos, y con desmembramientos y acentos posibles llegamos juntos a la medianoche.Entre risas y discusiones sociológicas transcurren ununa o dos horas mas,pero finalmente salimos antes de que vuelva a ser de nuevo demasiado tarde. En el club con nombre de villano de comic, nos esperan los mismos gorilas vigilando la puerta que un par de semanas atras nos negaron la entrada, pero esta vez accedemos sin mediar palabra. Esta vez llegamos en medio de un concierto de un grupo local y desconocido, poca asistencia de público  pero  de mayoria femenina, música independiente y al mismo tiempo comercial y un cantante se parece a nuestro amigo Paul. Va pasando el tiempo y muchas chicas bailan a nuestro alrededor, no recuerdo el dia que me encontraba en algún lugar con tantas chicas solas que se nos acercan, de forma voluntaria o no. Con el giro de la aguja del reloj coleccionamos vasos vacios y frases tan vacias de sensibilidad como avidas de contacto. Las frases las intercambiamos solo entre nosotros y las miradas vienen y van como las chicas conforme pasa la noche. A Pedro le llaman y una verdad cruda se envia con un SMS o dos. Finalmente el grado de ebriedad facilita que nuestras barreras internas se debiliten y nos encontramos hablando con un par de chicas. Pedro no puede deshacerse del campo gravitatorio de la amiga de la chica con la que queria hablar,y otra amiga  dice que me acerque a bailar con otra más pero que antes hable con ella. Se dirigen a mi en castellano con acento chileno y terminamos hablando sobre este pais, descubierta mi nacionalidad no acierto a enhabrar algo parecido a una conversación y de pronto me doy cuenta de que las chicas se han ido y Pedro y yo nos encontramos una vez mas borrachos y aturdidos en medio de la pista de baile, y la chica mas atractiva termina yéndose una vez mas con el tipo que pone la música. Nosotros nos vamos con esta ultima a otra parte, y tras despedirnos se apaga la luz
Lo habia echado de menos, pero descubro que aun soy capaz de dormir hasta las 15 horas. Tras esto nada distinto de mis rutinas resacosas, futbol digital, Skype, comer y vegetar. Y consumir alguna ficción para despedir el dia.
El domingo posiblemente tuviese una manyana corta, pero tampoco consigo recordarlo. Por la tarde tras tocar un rato la bateria quedo con Jose y Eva,recién casados, tomamos una birra aun sobre un pavimento y a cielo abierto, y se nos une Paul recien llegado de las tierras donde nos despedimos una semana atrás y la gente aun camina con mangas cortas.
Me despido de ellos tras rememorar las vacaciones, y en bicicleta cruzo Berlin y me reencuentro con Pedro y nuestra amiga, mas suya que mia, que la noche del sábado intercambió con el mensajes telefónicos cargados de sinceridad. Nada parece quedar ya del tema, que queda tras el mantel. Encima de este alubias caseras cocinadas al estilo espanyol, con chorizo y costillas de cerdo. Yo aporto un pedazo de queso extremenyo, que disfrutamos los comensales incluyendo a un británico amigo de mis dos amigos que habia olvidado mencionar. Se hace tarde y el cansancio me devora y regreso a casa en bicicleta contento de volver a estar en la ciudad donde puedo tomar cervezas o comer alubias con mis amigos en un domingo de resaca, y en la que pronto comenzará a escasear el sol.