viernes, febrero 08, 2013

Falta de cientificidad

Hace dos semanas que no escribo. Dos semanas en las que he estado ocupado redactando un trabajo, un resumen escrito de las observaciones realizadas durante las horas de la semana que dedico al proyecto por el que se me retribuye económicamente y las conclusiones obtenidas a partir de estas observaciones.
Habia comenzado lunes y martes de la segunda semana de enero ha estructurar mis pensamientos, pero no fué hasta el miércoles que tomé conciencia del trabajo que me quedaba por delante y comencé a representar las mediciones en forma de cifras y líneas. El miércoles tocaba de nuevo madrugar, pero aun asi terminé la jornada tarde, y no me esperaba ni cena ni cine con amigos. Regresé a casa siendo ya tarde para  ver en casa un capítulo más de la ficción cómica ibérica que me acompanya este invierno espanyola. El jueves y el viernes fueron parecidos: llegar no muy tarde a la uni, recalcular datos pensar como estructurar mis pensamientos, discutir un rato con Rupert, comer poco, ver como la gente abandona poco a poco la universidad y dejarla ya de noche. En casa permitirme cenar algo, comprado, o precongelado, y descansar mi mente con ficciones poco exigentes.
Así llegué al viernes al fin de semana, y me topaba con el subitamente de vuelta a casa, con las hordas de jovenes que ajenas al frio y la oscuridad ( o con la complicidad de esta ultima) buscaban iluminar escondido ya el sol su ayudados por luces artifciales giratorias en lugares cerrados y la estática de la luna cubriendo el amplio techo berlinés.
Traté de hacerme ajeno al sosiego y griterio de la gente que circulaba en uno y otro sentido por mi calle. Me paré en el hexágono donde venden kebabs y cervezas las 24h como un extanyo que buscaba su alimento para ir a dormir antes de lo marcado, y una vez digerido este me acosté.
Despertó gris el sabado pero no muy humor, y tras aprovisionarme de pan integral ecológico, zumo, plátanos y cous-cous, disfruté de la manyana del sábado con energia y música camino de la plaza de Ernst Reuter. 
Allí me encontré a mi companyero afanado como yo en terminer un trabajo comenzado demasiado tarde, a otras personas que se reunian también en la sala junto a mi oficina y alguna otra cara conocida más pendiente de entregar algún trabajo. Y el rendimiento fue grande. La calma, tranquilidad y falta de estrés me gustó tanto que me pregunté si no podria trabajar todos los dias como si fuesen un sábado sin serlo. Casi sin darme cuenta y tras descubrir un gran error en nustros cálculos con mi companyeros que postergaba irremediablemente la fecha de entrega e incrementaba nuestra carga de trabajo, se hizo la hora de cenar y acudir a la casa cerca del parque de la Victoria.
Por suerte y pese a llegar muy tarde mis amigos aun no habian pasado de los entrantes, y tuvieron el detalle de esperarme para comenzar con el plato principal. No fué hasta la tercera cucharada de pollo en salsa guisado con el Tajine que pude apartar el trabajo de mi mente y disfrutar un poco de la companyia. Desde hacia no se decir cuanto nos reuniamos por primera vez 4 amigos que comenzamos juntos nuestra aventura por Berlin, de 3 de tres continentes distintos y el cuarto de un pais que se encuentra en el limite entre dos de ellos. El resto eran amigos, parejas y companyeros de piso nuestros, curiosamente todos europeos y ninguno alemán, aunque toda la velada la pasaramos hablando este idioma (o casi toda :)). Cuando el aire de nostalgia empezaba a tomar aspecto nyonyo me di cuenta que debia irme si queria poder continuar con el trabajo al dia siguiente. De vuelta a casa de nuevo era un bicho raro que buscaba su cama para descansar entre parejas que buscaban una cama que no era la suya, y grupos de personas que buscaban emborracharse para encontrar algo asi, o directamente buscaban otras personas con las que pasar la noche juntos. En mi vagón se hablaba sobre todo espanyol, como cada noche es más habitual en Berlin.

El domingo me desperté e hice como hoy, viernes 8 de febrero (completo un texto iniciado tiempo atrás) pero en lugar de recoger de forma escrita mis pensamientos seguia escribiendo o tratando de sintetizar los resultados de nuestras investigaciones. Ya al mediodia me encamino un poco al este para subirme a la linea circular que me deja en el barrio de la montanya bonita, Llego justo a tiempo a casa de H justo cuando un jugoso bizcocho sale del horno, y por deferencia a mi amigo y por lo nuevo que está este dulce con chocolate paso las siguientes dos horas allí, con ella, mi amigo arquitecto  y  un par de ingleses, pero cuando comienzan a tocar música, leer y seguir disfrutando de un sabado perezoso decido huir antes de qudarme atrapado en las telas de aranya de un comofortable domingo hogarenyo Con la ciudad aun gris y desierta. compro  un Kebab más y tras descubrir un nuevo parque desconocido y otras esquinas aun secretas para mi en la ciudad, me acerco a mi oficina a seguir escribiendo. Vuelve a encontrarme la noche frente a mi ordenador y  regreso a casa para encontrar alimento en forma congelada con cuya ingesta paso los ultimos minutos del dia.
El lunes no despierto tan bien como el fin de semana, pero aun no he llegado a odiar el trabajo que me ocupa. Entre reuniones con estudiantes y otras interrupciones varias, la productividad disminuye de forma considerable con respecto al fin de semana, y comienzo a ponerme nervioso en la oficina cuando mis companyeros no dejan de hablar y bromear. Termino de nuevo solo en la oficina pero con el trabajo casi listo, asi que puedo volver a casa contento.
El martes es un buen dia, porque solamente tengo que corregir detalles, no hay que planificar todo de nuevo. En algun momento de la tarde creo haber encontrado una versión definitiva, y me parece no estar mal del todo. Se la entrego a mi jefe para que la revise y abandone el Berlin occidental. En casa ya puedo dormir sin pensar en que hacer al dia siguiente, y cenar sin ideas rodeando mis trozos de tortilla o pescado, pero pese a tratar de calmar mi mente con un poco de sillón-ball de liga espanyola, no termino de relajarme.
Tampoco ayuda a relajarse que el miércoles haya que despertarse temprando. A medida que va pasando el dia, y tras correr con un par de companyeros desde el metro a la oficina una vez mas para no llegar  tarde mis biorritmos parecen irse calmando, y me tomo la libertad de dedicarme a otros temas con unos estudiantes, aunque al final tenga que quedarme hasta tarde de nuevo para corregir parte de lo escrito.Voy corrijiendo con calma nos reunimos y trabajo algunas cosas mas y me voy a casa tarde pero con calma. A diferencia del dia anterior el miércoles si que logré descansar sentado en el sofa de mi estancia, tanto que por un momento olvidé otras preocupaciones y me dediqué a la tarea de hacer mi dispositivo digital portatil operativo de nuevo, actualizarlo y hacer posible de nuevo el comunicarme a través de el.
Lo conseguí eso si a mitad de madrugada, asi que no desperté hasta una hora antes del mediodia del jueves, y no fue hasta la mitad de ese dia que llegué a la universidad, calmado y dispuesto a otros menesteres. Cuando entraba al edificio del departamento la gente salia a comer. Entraba solo en la oficina, y sobre la mesa em esperaba la segunda parte de la revisión interna de mi escrito. Tras maranyas de garabatos rojos, sobre las que surcó mi lectura de forma rapida encontré al final de texo  un comentario. Falta de cientificidad decia, que, lamentablemente y en opinión del que lo revisó, lo descartaba como contribución digna de conferencia.