martes, mayo 23, 2006

La Ultima Cena y sus consecuencias…

Llegue a casa y las chicas tambien parecian estar de buen humor. Tenia que cenar bastante, no sabia como ni cuando, pero sabia que tenia que hacerlo, y despues salir, emborracharme y comenzar con buen pie las vacaciones de Semana Santa. Comence a preparar unas albondigas con dos planes alternativos para la noche: una cena con las espanyolas, que parecia que iba a abandonar, o ir al Sage Club a una fiesta de rock con Robert y otra gente de muchos distintos paises. Me decidi por la segunda sobre todo porque me permitia cenar en casa y estar un rato con las chicas, que estaban logicamente apenadas despues de confirmarse la partida de Diana a principios de mayo, quien pese a todo preparo una tarta para celebrar su nuevo curro. Todo fue muy bien, relajado y contento, incluyendo la tipica polemica con Susanne sobre politica internacional que por una vez discurrio por cauces bastante pacificos. Tambien vinieron la hermana de Uli y su novio, tambien de bastante buen humor. El mio cambio de pronto, ayudado por la ingesta masiva de restos de Ruso Blanco y una frase no dirigida a mi pero que me hizo pensar en muchas cosas, y de pronto no se me hizo tan agradable continuar en la mesa. Sali aun de buen humor con todos, buscando el Sage Club y encontrando una cola de mas de una hora y no encontrandome ni a Robert, ni a Judas ni a ningun otro Apostol. Como queriendo emular involuntariamente el camino de Cristo, me dejaba llevar por el alcohol y la noche camino de mi propio calvario en forma de pensamientos autodestructivos, y decidi quedarme alli solo la noche, considerando no estar de suficiente humor para encontrarme con nadie. Baile, timidamente al principio, pero la música me engancho de su ritmo y ayudado por alguna cerveza acabé sonriendo entre otros tantos sonrientes danzantes, que variaban entre jovenes metaleros y alguna que otra rockera mas madura. Baile hasta que el sudor empapó mi camiseta y el cansancio se acomodó en mis piernas, cuando decidi que ya me habia desfogado lo suficiente por aquella noche y volvi a casa. Una puerta estaba cerrada y las otras dos permanecian aun abiertas cuando llegue. El cansancio me ayudo a dormir sin demasiado problema.
Desperte y recurrí a la musica para tratar de recuperar mi animo y al boli y el papel para tratar de curar mi conciencia con un concienzudo análisis de la situación. Al final coseguí, si no curar mi alma si estabilizar mi situación y soportar la resaca el dia después de que Dios me abandonara. Cuando esto ocurrió el dia ya llegaba a su fin junto con las películas bíblicas que corresponden a estos dias y que casi terminé de ver con D y U, a las que siguieron después los ninyos de un coro que cantaba en francés y hablaba en alemán. Ese día no tuve ni fuerza ni ganas de salir por la noche, pero si que llegué a una determinación: el día siguiente saldría camino de Hamburgo para encontrarme con los Montero y alguien más.
Y así fué como todo se hizo: levanté y fui al cibercafé, busqué un viaje y lo encontré, anoté las horas, perdí un rato más el tiempo en internet y me preparé un par de bocatas con los últimos restos del jamón que traje de Espanya. En 10 minutos me planté en Ostbahnhof y después de pagar los 18 euros ya me encontraba camino del cielo, digo de Hamburgo.



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