lunes, noviembre 20, 2006

La locura toca el bajo

El repaso a mi vida del dia anterior me habia convencido de que estaba donde queria y que, al igual que le ocurre a la mayor parte de la humanidad, el origen de mis preocupaciones reside en mirar mas lo que me falta que lo que tengo. Una manyana de lunes, y aun siendo el dia uno de 7, mis pensamientos se asomaban solamente hacia lo que tengo, y me sentia animado, ilusionado y contento. Por fin me reunia a las 11:3o con la persona que me tenia que responder a las dudas que me habian hecho no avanzar tanto la semana anterior en mi trabajo y se me encomendaba algo para hacer la semana que comenzaba: instalar un programilla extra y aprender a utilizarlo en combinación con otro. Por la Universidad comenzaba a aparecer con asiduidad un hindu un tanto gorrón, (nota: el link lo pongo solo por similitud en el bigote: no se llama Apu, sino Shiva) que silenciosamente usurpaba mi ordenador para conectarse a internet, eso si, como todos hacemos, tampoco nada mas. Algo en el, sin embargo, me intranquiliza. Comia con Leonardo y David el chino, que seguían por alli. No me quedaba mucho tiempo con ellos despues de la ingestión, porque el segundo partido de la liga interna esperaba.
En casa mientras preparaba las cosas e instalaba el programa tambien en mi ordenador, me preparaba despreocupado la bolsa y miraba de nuevo en la pagina web del servicio de transporte, a que hora pasaba en tranvia hacia el baloncesto. Lamentablemente en ese momento descubria que el partido hacia ya 30 minutos que se jugaba, y entre lamentos y cabezazos al suelo de madera me lamentaba por mis companyeros que seguramente se preguntaban donde estaba. Me lo tome con mucho humor, descojonandome de nuevo de mi mismo. Casi mejor, mas tiempo para prepararme para el siguiente e inminente evento: el concierto del calvo loco de la perilla rizada. Hora y media despues estaba de nuevo en el Lido, (donde ya estuviera con mi amigo Dabidvlazquez en aquella epoca veraniega sin tiempo para posts) en la esquina de los que asistian en solitario al concierto. Concretamente en la esquina derecha, junto a la controladora del sonido que fumaba aburrida, yo y otros dos o tres tipos mas esperabamos a que la sala se llenase y pudiese comenzar el concierto. Todos tomabamos birra y algunos comenzaron a hablar entre ellos. Tras un trio de chica bajista, melenudo baterista y guitarrista cuarentón que desplegaron un Stoner rock alemán muy enérgico, llegaron los Mondo Generator. Junto con Nick su primo con su perilla mas todo el pelo que a el le falta, un guitarrista con pinta de buen chico de pasado punk y una inmensa mole humana, también sin pelo y cuya misión produce miedo y vibraciones de tambores al mismo tiempo. No nos enganyemos: no se entregaron en absoluto. El aleman de la gorrita con 50 anyos que habia actuado antes le puse mucho mas sentimiento desganyitandose y el bateria rompio un par de baquetas, pero estos llenaron la sala de locura sin bajarse del caballo. Al bateria le bastaba mover los antebrazos para llegar donde queria y sonar mas contundente que los canyones de Navalone, y el guitarrista melenudo, absorto en sus riffs apenas se movia. No importaba, el loco sin camiseta del centro del escenario lo llenaba tanto que atraia todas las miradas. Ni un insulto entre canción y canción, ni escupitajos ni patadas, ni tan solo una cerveza. Tampoco era necesario. Cada vez que cantaba una vena de maldad le recorria el craneo, y cuando el punk aparecia por escena, el diablo cabalgaba sobre las cuerdas de su bajo. Las versiones de QOTSA, excepto la última, muy flojas. En el repertorio todo habia de todo, pero lo que mas me gusto es cuando jugaban a caballo entre el stoner y el punk, donde el calvo es el jefe. Cuando solo hacian punk, los que mas disfrutaban eran los del pogo. No puedo evitar pensar con envidia lo que debio ser ver a esta locura rapada dandole a los Queens la agresividad que quizas ahora les falta. Quizas vuelva la adrenalina algun dia, quien sabe.
Yo volvia satisfecho pese a todo a casa, con mis oidos zumbando como los del potro de vallecas. El senyor me recompenso con los restos del cordero al horno de Steffan, que cenaba con un coleguita noruego que nos visito un par de dias. Me contó que habia estado en Guardamar, y no recuerdo más de la conversación.
El martes se volvia a hacer duro ir a la universidad, no tenia ningunas ganas de probar a instalar cosas. Trate de distraerme todo lo posible aprovechando que habia una feria de empleo por el edificio principal, y fui con David a recoger bolis, pins y golosinas. Lo demás lo miré sin demasiado interes. Leonardo, misteriosamente no aparecia. Perreando por donde ahora estoy aparecio Omar, y le hice esperarme. Al no haber jugado el dia anterior al basket decidi hacerlo este dia, y fui con el y Ana otra vez donde los abogados. Jugando me dio un bajon de todo: de fuerza, de energia y de moral, y milagrsamente pude continuar jugando. A veces me pregunto si influira el alcohol en estos repentinos cambios. Tras el cambio de ropa y la ducha, sin embargo, estaba otra vez mejor. También me animo ver la cara del Marico que llegaba de Alicante. Con la pareja venezolana iba hasta la casa del primero de ellos (temporalmente de los dos) a ayudar a subir bartulos y tomar un kebab. Con ellos delante el final esta claro: cerveza y Chavez. Aunque me habia recuperado del bajón no era cosa de tentar a la suerte, y me retire tras cerveza y media. Estamos ya en la mitad de la semana. Para recuperar fuerzas, levanto tarde antes de ir a la uni. Mi amigo Shiva se sienta frente al ordenador, asi que me toca hacer algo distinto de lo pensado, pero trato de reunir toda mi paciencia para convencerme de que sus 10 minutos no son la hora que ha pasado en el reloj. Cuando por fin me siento, aparece Daniel, asi que tampoco avanzo nada mas hasta la hora de comer. Eso si, nos reimos con las cadenas de mensajes sobre furgonetas a Vitoria, que son la tonteria de la semana. Despues de comer normal en la mensa me tomo unos Waffeln mas en la feria de empleo, que recorro de nuevo sin demasiado interes, acompanyado esta vez de Omar y otro Pakistani. Al fin libre de distracciones, trabajo un rato hasta que llega la hora de las danzas balcánicas. Somos pocos esta vez y ademas de pasarmelo como siempre, hablo con un par de personas del curso. Parece que el dia se ha compensado al llegar a casa. Estoy de buen humor hasta que en la cena, algo me enfada. Y de pronto, por primera vez en mucho tiempo, no entristezco sino que me enojo. Y me voy a la cama de mala hostia.
El jueves sigue igual, sigo enfadado, de mal humor, y aun cuando como con los otros estudiantes se me muestra todo el comedor como con cara de pocos amigos. Sin embargo no caigo presa de esa tristeza que tan bien se lleva conmigo en otonyo. Estoy sin mas enfadado, conmigo mismo, y en parte decepcionado. Puedo decir, eso si, que creo que en este estado mi rendimiento en el trabajo es mejor. Solo paso el dia esperando que me cambie el humor. Cuando llego a casa dejo pasar el tiempo un poco. Al final me llega la clase de batería, pero en el día menos indicado. En un estado de extranya alienación, vuelvo a equivocarme de hora por segunda vez en una semana. Voy a la escuela una hora antes, y tengo que volver a casa. Mientras espero me como una pizza. Al final el profe resulta ser un tipo simpatico, y en cierto modo, me alegro de poder desahogarme un poco golepando superficies tensadas o metálicas. Vuelvo a casa convencido de necesitar, en dias como hoy, esa terapia musical. El indicador de nivel de mosquea baja poco a poco, pero solo llevado por el paso del tiempo.




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