jueves, diciembre 07, 2006

Bombardeando el nido de Curro

Me caia de suenyo, apenas habian pasado 6 horas, y ya estaba abandonando Berlin. Con hambre, leganyas y las gafas puestas me encontraba con Benny, mi futuro conductor. Resulto ser un entranyable Berlines del Este, amante de los viajes, de otras culturas, de su mujer y de sus partidas de Skat los viernes por la tarde en Dresde. Para ellas salia todas las manyanas desde la estacion Zoo de Berlin, ciudad a la que volvia al dia siguiente para reencontrarse con su mujer, que habria limpiado ya la casa para esa hora y tendria lista su comida. Volviendo al Zoo, alli nos esperaba a mi y a dos chicos mas con su Mercedes SLK. Pese al suenyo no dormi, pues el chofer tenia ganas de hablar y me resultaba tremendamente dificil negarme. Entre cabezadas y charlas llegamos a la que llamaban Florencia del Elba. Alli no me costo encontrar el centro de congresos, y en seguida entre, furtivamente ya que no tenia acreditacion. Pase todas las jornadas con Cagatay, el capitan de los Volvox, que esta vez lucia elegante traje y corbata (y acreditacion, como casi todos). Las charlas estuvieron muy bien pero lo que en ellas se hablo no es objeto de interes de estas cronicas. Cuando sali ya era de noche, y cruce el centro de la ciudad hasta la parada del tranvia que Paco me habia indicado. Con el tranvia cruce una ciudad que se hace mas cubica y socialista en las afueras, hasta encontrarme con mi colega en el Instituto Max Planck de Biologia Celular. Llegue en el momento adecuado, el del reparto de birras. Gratis para investigadores y estudiantes, obtuve alguna de recuerdo. Casi sin tiempo mas que de ver la gigante escalera con forma de doble helice que domina el edificio, subi al mismo tranvia pero en sentido inverso. Paco estaba casi tan cansado como yo, pero aun asi fue una alegria muy grande verle. Casi como nuestra hambre, que nos obligo a salir a por una pizza. Pedimos una de pollo con curry, una de esas muestras de fusion culinaria que tanto encuentras por aqui. Volvimos a casa a descansar antes de salir a la fiesta de arquitectura para la que mi anfitrion ya tenia entrada. Despues de ver una capitulo de una serie sobre medicos con el portatil, decidimos dormir algo mas antes de salir. Cuando despertamos, eran las 3 de la madrugada, y seguiamos igual de cansados. Mi visita al Dresde nocturno queda aun pendiente.
Porque el diurno si que lo vi a la manyana siguiente, Neustadt por la manyana y Altstad antes de caer el Sol. Entre medias visitamos un Brunch maravilloso que casi me causa una indigestion de placer. El local esta en el medio de la Neustadt, el barrio donde pernocte aquella noche y que parece una version compactada y reducida de los Barrios jovenes del Este de Berlin, y que me gusto mucho.
Por la tarde volvi a recorrer la ruta turistica que ya habia hecho casi 2 anyos atras con el curso de aleman, comprobando como tratan los sajones de devolver el brillo y esplendor a la capital de su Region. Por el centro era salir de las masas de turistas viendo el Arsenal, La Opera de Sempere o la Frauenkirche para caer en los nuevos templos de hormigon dedicados al consumo. Saturado cruzaba el puente que me ofrecia una deslumbrante vista de la Altstadt iluminada a recojer a Paco de su morada, que aun durmio algo mas despues de la cena. Antes de despedirnos nos tomamos un te y amablemente nos ganamos una vez cada uno al ajedrez. La fugaz visita bombardeo acababa casi sin tiempo de comentarla, y ya me esperaba mi transporte de vuelta. Como suelen hacer con los inmigrantes en las tierras del Sur de Europa, nos metimos todos en una furgoneta blanca de suspension bastante necesitada de una reparacion durante dos horas. En este tiempo trate de dormir y descansar, y pense un par de cosas que poder hacer cuando tenga que volver, a finales de este anyo, a subir a un vehiculo parecido pero durante muchas mas horas.
Al final alcanzamos nuestro destino y el del volante nos descargo en Ostbahnhof. Despues de la siesta del dia anterior necesitaba salir, y gaste todas las llamadas de telefono necesarias hasta encontrar un plan. Venezuela volvia a ser el pais, y volvia la cerveza barata y las discusiones sobre futbol, beisbol y politica. Cuando ya el alcohol nos pidio que buscasemos un lugar social, solo habia un nombre que todos conociamos. El KF. Con la botella de Absenta vacia aterrizamos en una nueva edicion de la Russendisko. Las escasas imagenes y sensaciones que mi memoria recuerda, me hacen pensar que lo pase bien, tomando de nuevo el centro de la pista hasta acabar mi combustible. Y como en las grandes jornadas, volver penduleando a casa a bordo del metro.
Pese a la absenta y las cervezas logre despertar el domingo temprano y tranportarme hasta las piscinas del Oeste. Nade y nade, respire, me duche y volvi a casa. Aunque habia cambiado de medio de aire a agua, de temperatura, de sistema de referencia y de velocidad, el alcohol pilotaba aun mis acciones, reia y cantaba. Solo en casa de Johannes, que amablemente nos invito a todos los habitantes de la WG a cenar, y despues de un par de platos de paella madrilenya version alemana y un flan, comence a darme cuenta de que estaba cansado, y de que quizas hubiese bebido algo mas de la cuenta el dia anterior.
No me costo mucho conciliarme con el suenyo.


escuchando-> Musica Rusa resonaba en las paredes del Kaffe
leyendo-> Perdiendome en el mapa de Dresde