domingo, diciembre 24, 2006

Efectos secundarios

Ahora me es casi imposible recordarlo. No se si me acosté tarde o temprano la noche anterior, pero al despertar me sentí incapaz de ir a clase. Cansado y pseudoenfermo, la universidad la veia lejos, muy lejos. Un martillo pilón me martilleaba la cabeza sobre una almohada como yunque de lorquianos gitanos . Entre las cuatro paredes de mi habitación pasé entre 2 mundos las horas mas claras del dia. También pasaba allí parte de las oscuras. Parecía que la resaca me atacase con retraso, a traición y sin piedad. Debieron combinarse estos efectos secundarios del alcohol con los producidos por algún tipo de virus sin identificar y para el que no encontraba cura: al golpeteo cerebral y dolor de craneo le acompanyaba una debilidad en verdad preocupante. Ni siquiera después de comer los restos de lo cocinado para Steffan día anterior me sentía mejor. Me sentía sin embargo aún ligado a la responsabilidad con los mios, asi que con un cuerpo y una mente de bajas energías subí al tranvía que me lleva al Sportforum. Como en un suenyo, dirigido por una especie de piloto automático interior y con una aportación mucho mas discreta de lo normal, colaboré a una nueva victoria de los Volvox. La tercera hasta el momentos y que nos permitía mantener la esperanza a flote. Esta vez el sudar no me proporcionó ninguna mejora física, y volví a casa tan cansado como salí de ella, y casi sin ganas de comer. Lo hice por no debilitar aun mas mi enclenque salud. Refugiado entre las sabanas trataba de devolver mi cuerpo a un estado activo.

El martes almorcé sin ganas otra ración de sopa enferma. Levanté en la cama despues de otro periodo demasiado largo de suenyo aun somnoliento, encalentonado y con cabeza dolorida, sintiéndome de nuevo incapaz de salir a la calle. Mi ánimo al menos pareció encontrar un agujero en la gruta donde alguien lo tenia secuestrado, a traves del cual la luz le ayudaria a abrirse una via de escape. La pequenya puerta por la que se deslizó mi ánimo estando en casa, y allí traté, después de gestionar algunos asuntos apartados eternamente como el seguro u otros correos, de seguir pedaleando hacia mi Tourmalet mental. Escribí, leí, redacte e hice por fin ese trabajo de oficina reservado a los viernes. Después de comerme algo en casa y victima aun de un caso clinico desconocido, sali a la calle, a enviar cartas y comprar alimentos. La tranquila salida de media hora se estiró como Boomer hasta que volví casi dos horas después a casa. Me sentía ya bastante mejor, pero aun necesitaba del calor del hogar para recargar las ultimas cargas de mis baterias y reordenar mi programación mental, ya que no es cosa de salir a la calla con las pilas llenas y las ideas revueltas. Por desgracia esto me obligo a renunciar a la cena de Navidad de mi departamento en la universidad, a la que no iba despues de semanas tratando de animar a mis companyeros a hacerlo. Vi una pelicula en el ordenador, nueva pero que queria ser antigua, espanyola pero que queria ser americana sin dejar de ser canyi. Me gusto reencontrarme con las historietas de mi padre y las voces de mi pais, aunque no me ayudo a mucho mas que a dormirme mas tranquilo.

El miercoles fui finalmente a la oficina. Estaba vacía, y no solo ésta, sino casi todo el edificio donde la gente reordenaba los restos de comida del dia anterior, mientras se contaban anecdotas. Comencé a tratar de recuperar el atraso acumulado dias antes, pero en esas llegó Juanvi a contarme lo pasado la noche anterior, y se nos hizo la hora de comer. Luego el se tuvo que ir, no sin contarme antes que Leo tambien habia caido enfermo y tampoco habia estado en la cena. En la comida si que estuvimos juntos, y juntos tambien con algun otro tomamos café. Trabajé un rato mas ya completamente solo en el despacho, que abandone acompanyado de uno de mis jefes. Caminamos juntos hasta la estación, conversando sobre el tiempo, los barrios y todas esas conversaciones anecdoticas que mantienes en gente con la que no tienes nada en común, mas algun que otro comentario relacionado con el trabajo. Luego me esperaba mi necestiada última clase de bailes balcánicos, en la que me di cuenta de que realmente de que las fuerzas pese a haberme llevado hasta allí no debían de estar del todo conmigo. Despedido de los codanzantes volvi a casa, desde donde se suponia que partiria a ver un concierto de rock. Al final este plan se canceló por falta de ganas de la persona con la que lo iba a llevar a cabo, aunque no me entere alli de este cambio de planes, sino en el piso de otros amigos de la WG que comían pasteles y fresas y a los que me uni a limpiar los restos. Hinchado a un pastel semejante a la pantera rosa y a zumos de frutas, volvia a casa con las dos chicas que junto de mi cuarto habitan bromeando hasta que una vio los platos sucios y quiso que ellos pasasaen por platos rotos. O que los pagásemos los demas, pero como no teniamos ganas nos acostamos y dejamos que asi acabase todo. El jueves volvi a ir a la universidad, parecia que esta vez mas recuperado, y hacia con Juanvi planes para comenzar el viernes con el findesemana. Aparte de esto, y de perder el tiempo en internet y reservarme finalmente mis viajes de vuelta, no logro encontrar entre las polvorientas esquinas de mi mente ningún recuerdo mas de aquel dia gris. Al llegar a casa veria alguna pelicula o algun programa en televisión, o tal vez planificase alguna otra acción en internet.


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