miércoles, febrero 06, 2008

Encuentros sobre los tejados de Neukölln

No me gusta hacer frases generalistas, consejos válidos para todo el mundo y aplicables en cualquier situación, porque parto de la premisa de que cada individuo es distinto. Y aunque parezca que la que escribo ahora es una de ellas, solamente esta pensada basada en mis experiencias y aplicable a mi persona.
Dicho esto, hay momentos en la vida de un vitoalicantino instalado en Berlin, que es necesario hacer las cosas. Decir basta ya a la desidia que gobierna tu cerebro, y hacer lo que debes, igual lo cansado que estés, el color del cielo o que sean las 8 de la manyana como en esto caso. Pero o escribo este post hoy, o la lista de posts pendientes pasará de 25 a 50.
Y aunque sea el 2008 ya, vuelvo a ser fiel a mi mismo, e infiel a mis promesas. Quiero comenzar contando lo que paso el viernes pasado y primer dia de mes.
Para terminar la semana apretada que comenzó en enero, no dejé después de salir de trabajar un hueco libre en la agenda. De la oficina subi a un SBahn que me dejó directamente en Alex, y entre en el templo de consumo remozado que gobierna la gigantesca plaza. Tras hora y media buscando, no conseguí encontrar el edredón "titular" adecuado para mi nueva cama, aunque salí de allí con muchas ideas y con bastante hambre. De nuevo con el tiempo justo. Caminé por una calle que siempre veo desde las alturas del tren pero nunca piso, y me encontré en los patios de Hackescher Markt con Myrto en lo quizás mas parecido a un centro que pueda tener Berlin Este
Con más de una dificultad y con mucha hambre (tuve que comprar palomitas, cosa que nunca hago, solo para enganyar a mi estomago) conseguimos entradas para el estreno de la extranya película que te cuenta la vida de Bob Dylan de la mano de sus canciones y un punyado de actores y personajes que nada tienen que ver entre ellos en apariencia, color, edad o tamanyo, pero que forman un puzzle en el que se intuyen muchas facetas de la vida de este tipo tan aclamado.
Aunque confusa y vista desde la segunda fila(apunto estuvimos de no poder entrar) la pelicula me pareció una pequenya delicia cinematográfica aunque jodidamente complicada de seguir y entender a veces (sobre todo si no te sabes la vida del amigo Bob) pero que despertó en mi las ganas de escuchar mas de un tipo que nunca ha estado en lo mas alto de mis rankings personales, pero al que me gustaría conocer de nuevo escuchando y entendiendo sus letras.
Después salimos y Myrto tenia que encontrarse con Yasi para ir a un concierto de ciertos amigos suyos. En mi dominaban el hambre y el suenyo, y despues de saludar a Yasi y companyia en la estación del Este, caminé desde allí a mi casa y me compré un Kebab.
Pensaba desde el principio descansar, quizás leer algo y dormir. Pero en mi casa estaban todo el resto de cohabitantes acabando una cena para la que llegué tarde. Sacaron los licores para calentar motores e inagurar la noche. Me tomé una con ellos, y al segundo mi voluntad se desvaneció y salia con ellos a pie, rumbo a alguna esquina perdida de nuestro barrio.
Llegamos al Suppamolly cuando el concierto de chanson rusa que queriamos escuchar (del grupo que casualmente sonaba en nuestra casa durante la cena) llegaba a su fin. Parecía que mi maldición con este lugar continuaba, y continuaba sin pisar su pista de baile. Tratamos entonces de encontrar el "Jardín del cemento", un oscuro lugar perdido en un patio semiabandono junto a un puente negro como la noche donde apenas se podian distinguir los coches de policia parados. Sin embargo cuando llegamos al jardin especializado en tecno en este aun no habian comenzado a llegar las flores, asi que volvimos sobre nuestros pasos y entre por fin en el Suppamolly
Alli nos tomamos algo y nos encontramos con amigos del hermano de Steffan (el gran croata-italiano, el italiano de verdad y otros amigos) a los que ya me habia encontrado alguna vez en fiestas de música popular de paises del este en lugares llenos de rastas, piercings y perros.
Bailamos un poco movidos por textos rusos que no entendimos, pero apenas una hora después mi cuerpo se rindió, y junto con la pareja multicultural de mi casa volvimos a nuestra esquina discutiendo sobre la cultura y Al-Andalus. Nos comimos las chocolatinas de Steffan y nos acostamos.
El sábado pasó fugaz y apenas pude hacerle una foto. Mientras en gran parte del globo la gente se preparaba el disfraz para la fiesta de Don Carnal, yo desayune y ordené el cuarto, y cuando quería comenzar a buscar nuevos objetos para mi habitación, mi cuerpo estaba otra vez en la cocino esclavo laboralo de mi hambre. Cuando me termine los chungoespaguetis con salchichas y miré el reloj, tuve que salir corriendo y con el pelo mojado, no queria llegar tarde a la fiesta de Treptow.
Me presenté en la casa de Isma con una botella de vino, mi gorro de este invierno y mi bolso traido de china. La casa,dominando las alturas en la esquina donde confluyen Treptow, Neukolln y Kreuzberg, junto al canal, era jodidamente grande y estaba llena de gente que hablaba tranquila. Alemanes, espanyoles, parejas de los dos anteriores y ninyos, casi todos mayores que yo y como siempre en las fiestas alemanas diseminados por la casa. Hasta que comenzó la música y nos reunimos todos en la sala mayor. Los Herren de mi amigo Isma tocaron unas cuantas versiones tranquilas acústicas de toda epoca del rockanroll, que acompanyaban perfectamente el ambiente de la fiesta. Solo nos levantamos para corear el "Do you Wanna Dance", y comenzamos a bailar con timidez, y entonces, terminó la música. Justo tras las ultimas notas comenzó mi ataque a la comida y bebida que los huespedes nos ofrecian. Que yo recuerde, hable con 3 personas que conoci en esos momentos antes de perder la sobriedad y saltar a bailar y pinchar musica: una alemana que habia estado en mexico y argentina, otra que habia estado en Murcia y un alemán que nunca se habia movido del entorno de Berlin-Brandenburg. La conversación mas larga y divertida fue con la de Murcia, pero en algún momento se terminó y pase a bailar al salón. De pronto la casa se llenó de mas gente, y me reencontré con Bernardo el chileno (mi primer amigo de este nuevo anyo) y con los bailes en las habitaciones de personas desconocidas, que tanto echaba de menos. La de Murcia se quedo hablando con Bernardo y un amigo suyo griego, y yo descubri el Jack Daniels que trajo este ultimo y me divorcié del vino.
Ya solo quedabamos los mas bailarines, y junto con un italiano, Bernardo y un simpático tipo con gorro metimos un poco mas de canya y nos dejamos llevar por la musica. Pero tanto nos dejamos llevar que casi nos quedamos solos. La de Murcia se fue, acompanyada del griego, y Bernardo me dijo que se iba a otra fiesta. Yo tarde en reaccionar, ya perdida la orientacion a causa del alcohol. Cuando me di cuenta la casa estaba casi vacia, asi que cogi mis cosas y sali a la calle a continuar la noche. Un instinto casi ciego me bajo del tren en Ostbahnhof, y segui el rio de personas que caminaban hacia la discoteca en medio de la nada. Seguramente fue una revindicacion personal, al no haberme dejado entrar en la misma dos semanas atras.
Despues de una hora de cola y pagar el precio estipulado, entré. El local estaba como siempre repleto, aunque no recuerdo mas que flashes entre musica tecno y tipos sin camiseta. Al estar solo decidi estar en la sala mas hetera de las dos, y pase el resto de la noche sin perder nada mas que un gorro y quizás mi bolso chino estrellado.
Volví a la casa de dia a la hora que me levanto entre semana. Con los restos de un bollo de chocolates manchando mi boca, me acosté y dormi. Desperté y aun habia luz, pero sentado frente al ordenador la perdi de nuevo, escuchando de nuevo el "Going to Acapulco" y leyendome la vida de Bob Dylan. De Bob Dylan volvi a una emociontante versión del "Such Great Heights" de The Postal Service, que me habá recomendado el rubio del gorro en la fiesta de la noche anterior, tras haber puesto yo ordenado a la computadora hacer sonar la música mientras bailábamos sobre los tejados de Neukölln.

Y de Ben Folds Five a Phoenix y a Moloko, del baile al folklore vasco y los chistes, y todo sin moverme de Youtube. Aplacé la visita a Potsdam apalabrada, llegó la noche pero la resaca no se fue, me tome unas pizzas frente a mi casa y volvi a leer algo mas frente al teclado. Gasol vuela a LA y me vuelvo a sentir aficionado del equipo angelino.
El lunes me devolvió a mi otra realidad en mi nueva etapa berlinesa: muchas horas y muchas cosas que hacer en la uni, simulacions, cartas y estudiantes esperandome. Por fin llego el tercer hombre a nuestro despacho, Wolfgang, y comi con el y una nutrida delegación de estudiantes latinoamericanos en la TU. Después vuelta al trabajo y luego viaje a Potsdam, realizando los planes del dia anterior y aprovechando las vacaciones de Dani, casi una hora entre tren y autobus, para ver por fin la remozada casa de Danitito y su Playstation 3. Echamos unas partidos y cenamos como en los viejos tiempos, pero la cosa no se alargo mucho porque me esperaba una hora de tren. Unos 40km al nordeste de Potsdam, cerraba puertas y luces y me acostaba.
El dia siguiente y antesdeayer, que son el mismo, fueron un dia largo. Trabajé desde las 9 hasta las 19, y aun asi no termine satisfactoriamente lo que necesitaba, y regresé rendido a casa. Descansé un rato y sali de nuevo: junto a Bernauerstrasse, Christian me esperaba para ayudarle a subir los muebles a su nueva casa. Terminamos en menos de una hora, pero mis tendones a punto estuvieron de sucumbir a la presión. Regresé y me acoste temprano, con los ojos cerrados impidiendome ver el debut de Gasol
Me levanté ayer igualmente mentalizado a terminar mi trabajo. Llegué a la Uni y tras reuniones y charlas puse todo lo que estuvo en mi mano para preparar mi primera presentacion en aula ante alumnos de la forma mas digna posible. El tiempo se reveló finalmente como insuficiente y la presentación paso con mas pena que gloria, aunque paso. Pese a que S me dijo que lo hice bien, tengo claro que no fue asi, pero pase de alguna manera el primer trago sin hundirme ni echarme a llorar. Lo que necesitaba era comer y echarme a dormir, el trabajo no me habian dejado hacer ni lo uno ni lo otro. Volví a casa antes que nunca, comi con fruicion Börek, Donner y tarta de cebollas stefaniana y apague la luz. La siesta del borrego tuvo lugar entre 6 y media y ocho, cuando levante aun cansado pero incapaz de dormir mas. Entonces puse la tele y, con calma, decidi terminar el dia haciendo algo productivo. Mientras en mi televisor Alemania goleaba 3-0 a Austria, y resumian como Espanya ganaba a Francia, yo preparaba mis posts. Y como siempre, terminaba sin escribir una sola linea y con hambre. Asi que corri al supermercado para comprar antes del cierre a medianoche. Antes deje las botellas en el contenedor de muestro patio, inundado de vidrio. O bien el servicio de limpieza esta en huelga o nuestra vecindad bebe vino y bebidas espirituosas a un ritmo diez veces superior al esperado. Yo anoche no bebi mas que zumo. Y me tome medio litro de helado viendo la segunda temporada de heroes.
Un anyo despues de ver la temporada anteriror, me transmite mucha menos emocion que lo que lo hice entonces. Quizás porque entonces mis dolores de cabeza solo se distraian asi. Quizas porque ahora tengo muchas otras cosas que hacer, padecer y disfrutar, o quizas solamente porque anoche estaba realmente cansado.
Ahora son las 9, y comienza otro nuevo dia en Berlin-Friedrichshain.




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