sábado, octubre 19, 2013

Estudiando la geografía de mi barrio

Son las 17:34 cuando comienzo a escribir, y el sol debe estar ya bastante bajo, pues al mirar al exterior por la ventana entreabierta del balcón cuesta distinguir el azul del cielo del blanco embrumado de nubes que lo rodean.
El día comenzó sin embargo con luz y sol. Un sol de otonyo que uno anhela poder volver a ver en un despertar de sábado de mediodia, pero teme que no vaya a poder volver a ver mucho en lo que queda de anyo. Quiere pensarse que aun quedán 70-80 dias, y que este casi quinto de anyo no deberia pasar velozmente, pero los escaparates de librerias y tiendas de regalos ya venden calendarios del 2014.
Anoche tras escribir finalmente lo acontecido una semana antes de terminar esta, salí al supermercado y compre unas cervezas, gominolas y unas tarjetas de regalo. Pensaba que dos camisetas y una chaqueta de lana bastarian para protegerme del frio, pero el rato en bici hasta casa de Jose noté mi temperatura bajar. Luego en casa de nuevo internet me decia que en la calle habia tras grados. Entre la ida y la vuelta me junté con Jonathan, David y Pedro, y tras desengrasar el nuevo futbolín pasamos un par de horas entretenidos con el baloncesto virtual. Aún no he ganado ningún partido desde que estrenásemos el juego este mismo mes, pero ya de vuelta en casa pensaba en otro tipo de derrotas. Un comentario de Jonhatan anterior me entretuvo mas tiempo del debido investigando en blogs y foros de economía, y me dejó pensando en lo que deparará el futuro a la gente de los sitios donde crecí y vive mi familia. Y me preguntaba entre incrédulo y cabreado si Botín es un vendemotos, un cínico, un ingenuo o un caradura, y cómo era posible que declarase en América que el momento que pasa el país es excepcional. En esas ideas se ocupaba mi mente cuando me dormí, otra vez casi a las cinco.
Así que cuando desperté esta manyana, pasada la una del mediodia, el sol brillaba con fuerza y me calentaba el dia. Antes de abrir las cortinas del todo, engullí 20 minutos más de ficción américana, la que gusto de desayunar desde la cama abriendo los ojos con acento yanki. Luego ya bajo la luz natural que entraba por el balcón comencé mi desayuno de lacteos y bolleria, mientras seguia una manyana mas (llevo haciendolo 7 u 8 dias) las desventuras en vinyetas del teniente Torrezno. El dia era tan bueno que no podia negarme a salir a la calle, pero mientras buscaba entre las paginas del comidista algo que con que acompanyar a la calabaza que queria comprar como producto de temporada, me invadió tal hambre que asalté la cazuela con restos de arroz esperando en la cocina desde la noche anterior, y que acompanyada en su ingestión por un par de salchichas balcánicas de pollo generó un campo de fuerza que me mantuvo pegado a mi butaca negra. Entonces me entró de nuevo el suenyo, y tumbado en la cama-sofá dormitaba y releia al Torrezno.
Eran ya las cuatro y media, pero aún brillaba el sol afuera. Tan especial acontecimiento no podia dejarlo pasar, y salia por fin a pasear por el barrio. El objetivo, reestudiar una geografia ya casi olvidada. Las ultimas veces por las que recorrí muchas de las calles era ya de noche, y queria hacer inventario de locales, restarantes y tiendas nuevas. La RAE nos dice que la geografia es la ciencia que estudia la Tierra, aunque deja usar la palabra para territorio o paisaje: en este caso y en una ciudad tan grande no he encontrado otra palabra mejor para estudiar las calles que rodean a la mia, y por las que no paso el tiempo que acostumbraba a pasar. En dias como hoy uno se da cuenta del tiempo que lleva en una ciudad, cuando olvida cuando estuvo en una calle cercana por última vez, o no recuerda que había en el local donde ahora le sorprende algo nuevo.
La calle mas cercana a mi casa y que penetra en el corazón del barrio la conozco bastante bien: un salteado de Imbiss y bares donde desayunar con tiendas de moda que viven en estas latitudes menos tiempo que yo, y en las que se vende ropa urbana y/o para monopatinistas, y/o  complementos y regalos entre divertidos y artísticos, una suerte de hipsterismo comercial mezclado con peluquerias, spätis/panaderias y lugares para emborracharse. Luego al girar llegamos a la calle del Brunch, bien conocida en toda la ciudad y guias de turismo y girando de nuevo a la plaza donde los sábados hay mercado de alimentos, los domingos de pulgas, y el resto de la semana tan solo ninyos y/o borrachos que se ocultan tras los puestos de fin de semana. Cómo llego muy tarde ya casi no puedo comprar nada, pero me alegra poder pasar sin tener que esquivar a gente, y poder seguir caminando con calma hacia donde ya casi no se ven turistas. Y digo casi porque siempre hay algun hostal aun en las zonas mas tranquilas. Los padres de piercing y barbacas hablan con los ecoalternativos mientras sus ninyos juegan en los cubos de arena, y ya disminuida la densidad, solo aparecen aquí y allí los inevitables imbisses asiáticos y panaderias/spätis. Repartidos por el barrio estan aparte de las grandes cadenas de supermercados los regentados por asiáticos y que nunca cierran, y los eco-biológicos de distinto publico y estilo. Entre en uno que es en parte cooperativa por apoyar el modelo, y me llevo el pan rústico mas caro que he comprado en mi vida. Sigo caminando hacia el este, y por donde ya casi no camina nadie encuentro tiendas de bicis, un taller de cerámica, alguna que otra galeria de fotografia, tiendas de regalos diferentes y las casi inevitables peluquerias. Pienso que es algo característico de este barrio, pero en cada calle hay uno. Y los Kebabs solo se concentran cerca de las paradas de metro. También cada vez más tipico del barrio son los locales para los que aun no saben hablar (y no hablo de los extranjeros) y sus padres: paso por un centro italiano lleno de ninyos y un local-cafeteria-restaurante-ludoteca para padres e hijos que incluso muestra orgulloso en su entrada el certificado del origen renovable de la energia eléctrica que consumen. Estoy llegando al area de influencia de la siguiente  parada del SBahn y vuelven  a proliferar los lugares donde ingestar alimentos: kebaberias, falafelerias, pizzerias, hamburgueserias y el clásico lugar grande donde poder elegir cualquier cosa sin que sean expertos en ninguna. Hablando de expertos, encuentro un local experto en reparar madera y cuero (escribo esta linea a modo de recordatorio por si olvido llevar mis zapatos para ver si me dicen que puedo hacer con ellos). También un experto escandinavo en dulces y regalices a donde volver por navidades, y un restaurante especializado en comida del este a donde llevar a mi próxima visita.
Regresando por la calle que viene de la parada del SBahn, viendo al fondo la torre negra del cruce del este, junto al parque donde juegan ninyos y mayores, pensaba ya no sólo en el tiempo que no pasaba por allí, sino con quien quedar ahora en Berlin para salir de la rutina. Cuando el tiempo se encarga de engranarte en un plato, uno como obediente pinyón de su destino, tiene cada vez mas dificil cambiar la marcha cuando la vida por un camino llano. Pensando en amigos padres, caminando junto a casas recién construidas que ellos pensaron comprar, regresaba por una zona que parece plantada en medio del barrio por un algún plan exterior a el, con grandes cases de piedra con patios ajardinados con fuentes y jardines de inspiración británica. Y junto a ellas, unos edificios tambien tirando a lo monumental de la época socialista, y que tras su renovación ahora son habitados por conductores de BMWs, Mercedes y Audi aparcados tranquilamente frente a la entrada, en un extranya isla en medio de los graffitis y las tiendas bioecológicas. Y en la isla sus islotes: un Imbiss para el que parece no haber caido el muro, y en el que sus clientes parecen seguir bebiendo en la puerta desde el 89 y una peluqueria mas, pero que ocupa una esquina inmensa en una gran casa de piedra, y que es al mismo tiempo restaurante-lounge y bar cocteleria. Y pensando de nuevo en escapar a la rutina salto a mi aniversario 34 y me veo bebiendo decadentmente en ella mientras  trabajan en mi cresta de color verde. El verde de las hojas ya lleva tiempo tornándose amarillo, pero hay han podido ir secándose. Termino la vuelta de regreso a los restaurantes, los bares de desayuno,  las tiendas de segunda mano y vinilos y aulgunos pequenyos comercios aún por investigar. Pero  estoy ya de nuevo en mi calle y ya queda poco que descubrir.Si bien la rutina marca el paso, aún puede el dia deparar alguna sorpresa y hoy encuentro bajo la carteleria de una pizzeria en renovación que en su interior sigue siendo una farmacia. Luego regreso y cuento a los extranyos en la calle, donde en una esquina con discusiones en ingles descubro que los hipsters tambien lloran: descubro con alegria que la ludoteca aun sigue viviendo, pero me pregunto por cuanto tiempo mas sobrevivirá su vecina, la tienda de kimonos y material para artes marciales junto a los graffitis de bruce lee y jimi hendrix.
Ya volví a casa y conté a un teclado lo que me quería recordar a mi mismo. Me interrumpío una llamada amiga y al final tomó mas tiempo del debido, pero desde las 18:20 ya no se ve en las calles sin la ayuda de lámparas. En cuanto pulse sobre "publicar" tendré que encencer una luz en la casa.

viernes, octubre 18, 2013

Bicicleta mojada

Un rumrum, un rumiar de mi conciencia me perseguia.Aunque el alcohol y sus hijos tras visitarme la noche del sábado y quedarse a dormir conmigo el domingo habian apartado de mi mente preocupaciones laborales y las derivadas y desagradables sensaciones que la responsabilidad provocan en mi cuando no me siento seguro de estar asumiendo ésta correctamente, el lunes con el comienzo de la semana volvieron las preocupaciones a llamar a mi puerta.
Por fortuna vinieron acompanyadas de sol, y el viaje en bici a la Universidad se hizo agradable pese a que la temperatura es cada dia que pasa mas baja y la capa de hojas amarillas caidas sobre el suelo cada vez de un espesor mayor. Comencé a trabajar y sin saber bien como llegó la hora de la reunión y tras ella la comida, y la visita al laboratorio. Y se hizo de noche, y aunque algo cansado decidí cumplir por una vez mis propósitos y volar en bici hasta más alla del aeropuerto de Tegel. De camino ya me sentia bien, por volver a recorrer la calle africana, la del Tegel  viejo y unas cuantas mas donde nunca habia estado. Llegué y por un momento me asusté, pues de todos mis companyeros no vi a nadie, aunque finalmente me encontré con una y su novio. Junto a la que nos habia invitado a ir sumábamos tres, pero la biblioteca donde nos reunimos era cálida, y la que propuso el plan tenia dos amigos mas bastante majos. El resto, ninyos, alguna familia y muchas personas de pelo ya blanco, como los de la autora de los óleos por los cuales nos habiamos reunido allí. Ésta, también tia de la chica que nos invitó nos explicó amigablamente sus obras reflejando gentes anónimas en Londres, Nueva York y un Berlin siempre frio,mientras tomábamos un vino blanco ya terminado el tinto. Al rato terminó tambien nuestra visita y yo crucé la ciudad de Noroeste a Sudeste, al comienzo acompanyado por el chico recién conocido, que resultó ser un policia. Por suerte resultó ser un policia sin luz en la bici, con lo cual mi miedo a ser multado se disipó a rapidamente. Hicimos un trecho de la vuelta al este juntos, pero el se desvió a ver las luces que aun cubre la ciudad, y yo regresé a casa a cenar y dosificarme mi ficción histórica del lunes noche. No se cómo termine de otro modo, comprando componentes para rereparar mi bici, y dormí una vez mas tarde y sonyando con morcillas y otras especialidades burgalesas.
El martes debió comenzar lloviendo, aunque no pudiese ver el comienzo del dia por el cansancio. Asi que entre debil y febrilento aplacé el deporte colectivo del martes, y no preparé alforjas deportivas. Por no preparar no preparé alforjas ningunas, ya que decidi viajar en Metro aun pagando, por evitar mojarme y debilitarme más. En la uni trabajé y me reuní con estudiantes, evalué datos de nuevo y bajo un espontaneo aguacero recogí una pelicula en formato digital de mi amigo Tunc. No pude matricularme de doctorado aun pues  la longitud de la cola en la oficina de matriculación me asustó (el semestre habia comenzado el lunes) y regresé a casa de nuevo muy tarde, donde ni siquiera recuerdo de que ficción me imbui, y tan solo permanece en mi mente el haber fallado en mi propósito de escribir alguna linea sobre algún tema no científico. Creo que fue leyendo un comic esta vez por lo que me fui tarde a la cama, aunque eso no impidió que  el miércoles me despertase puntual.
El miércoles pasó veloz, y me di cuanta que también yo cada dia pedaleo mas velozmente el camino a la uni. Comí con Rupert y terminé como pude mis tareas pagadas, y luego me quede ya de noche en la universidad para ver con unos cuantos companyeros que producen miel (por si no lo habia escrito aun, tienen una colmena de abejas cerca de los laboratorios y se dedican a la apicultura como hobby) un film. La peli que ya habia visto antes trata sobre la miel y me gusta mucho, por eso no me importó verla de nuevo, sobre todo si sirve de escusa para verla con algunos companyeros de curro, con los que tan pocas cosas hago lejos de la plaza de Ernst Reuter. Seguramente esta haya sido la semana en cinco anyos que mas actividades extralaborales haya realizado con gente del departamento. Imbuidos por el espíritu de la colmena, aunque no Celano, regresamos juntos tambien en bici a nuestros barrios lejanos. En casa me encontré el pedido de piezas para la bici, y comencé a tratar de montarlos casi ya a las 12, asi que de nuevo me acosté tarde.
Ayer fui tarde a la uni, pero el peso de la mala conciencia se habia aligerado mucho, y fui tranquilo y con calma. Aunque de nuevo tuviese que cumplir con un par de asuntos ajenos a mi doctorado trabajé mas de lo habitual (y mucho mas que la semana anterior) en el mismo, y autoconfirmé el merecimiento de mi descanso termal a la salida del curro, no si antes pasar por el laboratorio y sustituir mi inoperante faro halógeno por una nueva lampara LED recién adquirida.
En las termas me relajé y pensé en muchas cosas que hacer, en que seguir trabajando una vez terminada mi etapa laboral, si seguir en este pais, en otro o en regresar más cerca de donde crecer, de por que aqui no me dejan votar sobre el futuro de la energia en esta ciudad, sobre lo que es mejor para este. Y a ratos, nadando tranquilamente. Y volvi a casa en bici y sin prisa. Cené un Falafel de mis amigos del Oasis y quise ver una pelicula mas. Aunque queria ver otra cosa, terminé imbuyendome un poco mas de germanismo actual y terminé viendo "Guerrera", una peli de los de aqui de hace un par de anyos sobre la escena neonazi en el este. Efectista llegó a hacerme sentir mal con la gente a momentos, asi que supongo que funcionó en ese sentido, aunque la historia se me olvidó al rato y me acosté escuchando música hasta que mi reproductor musical perdió las fuerzas y eso ya fue tarde.
Asi que hoy me he levantado muy tarde. Iba a desayunar comenzando el trabajo, pero el comienzo de este y las distracciones llegadas por email retrasaron que rompiese mi ayuno hasta pasadas las cuatro. Luego seguí trabajando, a ratos, intermitentemente y disfrutando de la comodidad casera hasta que el hambre me pudo, Y después ya ha llegado la noche, y al terminar de escribir estas lineas debo dejar el ordenador, pues en veinte minutos me esperan de nuevo.

sábado, octubre 05, 2013

Identidad, pais, color y dolores de barriga

La minisemana del comienzo de octubre estaba motivado a hacer cosas. Después de ver a tanta gente disfrutar del ejercicio físico no podia hacer menos que ir a la oficina en bicicleta. Pero espera, no el lunes no lo hice. Supongo que me pudo la dura cuesta arriba del comienzo de una nueva semana. Estaba eso si dispuesto a hacer nuevos planes, a comenzar un nuevo semestre de forma mas activa. En la universidad mis tareas como supervisor de un par de estudiantes y las obligaciones con el proyecto no me dieron tiempo a mucho. Debido a mi dejadez y mi falta de atención a las tareas cotidianas descubrí que a partir de octubre no contaba con abono para el transporte. Lo afronté de forma positiva y si ya no el lunes, si a partir del martes comencé a hacer viajes de ida y vuelta a la universidad en bicicleta. Aunque suelo fuese por dos dias.
El jueves  coincidia con el 3 de octubre, el dia de la unidad alemana. Así que el miercoles por la noche terminó mi semana laboral y comenzo un largo periodo sin obligaciones de 4 dias.
Tras dormitar un rato al llegar a casa me esperaba la fiesta de cumpleanyos en un bar no muy lejano, y alli me reencontre con unos cuantos amigos que hacia tiempo no veia y pasé unas cuantas horas comiendo, bebiendo, bailando y hablando en alemán. Entrada la madrugada y ya en mi modo semiautista habitual de final de fiesta, cuando mis objetivos visualizados se han ido a casa y ya llevo un par de horas sin hablar con nadie, regresé a pasar el comienzo del dia de la unidad alemana en posición horizontal.
Cuando desperté mi cabezá era golpeada por la deshidratación que acompanya a la ingestíón masiva de alcohol. No salí de casa el resto del dia. Vi alguna serie en mi lengua madre, y en algún momento comencé a reflexionar sobre el dia que se celebraba. Cómo ya habian cerrado el museo histórico, volví a recordar las reflexiones que se hacian hace 10 anyos sobre la tierra en la que nací, sobre la violencia que la tomaba y los actores que en ella tomaban parte. Me hizo pensar sobre mi, sobre lo que soy y lo que influye en ello de donde vengo. Luego me entró la nostalgia del viaje que habia terminado dos semanas atrás, y del que ya habia actualizado todas las fotos, y me acosté entre imagenes pixeladas y otras de mi memoria de las verdes montanyas cantábricas.
De algún modo me activé al dia siguiente, y tras ordenar mi habitación y hacer las tareas domésticas habituales logré encontrar un poco tiempo para avanzar con mis modelos, pero como siempre de forma discontinua. Aún con los papeles desperdigados sobre la mesa me recogió Pedro y cenamos juntos un buen steak de carne. Creo que en los dos meses siguientes no volví a probar la ternera. La noche la pasamos de rutinaria sesión de baloncesto virtual y cervezas entre amigos.
No se por qué razon tenia el estómago revuelto al dia siguiente, si era un eco lejano de la fiesta del miércoles o si la ternera me sentó mal, pero el sabado no tenia muy buen cuerpo. El sábado fue muy tranquilo, vi de nuevo ficciones televisivas, practiqué un poco el golpe de tambores y comí en familia con mis companyeros de piso. Luego sali con Fausta en bicicleta y nos acercamos hasta el cine Babylon para ver una película distribuida por unos amigos, un documental sobre  uno de los reclusos mas famosos del mundo, Mumia Abu Jamal. Como era la inaguración habia después cerveza gratis, pero aun continuaba con el estómago funcionando de forma anómala y no me encontraba especialmente social, asi que regresé a casa a descansar.
El domingo seguí reflexionando sobre orígenes: sobre como marcan, como afectan cómo se nos ve, sobre el color de la piel, sobre tantos prejuicios absurdos que se asocian con este, cómo sobre de donde venimos condiciona lo que somos. Lei un rato después un poco sobre las modernas teorias del conocimiento humano para agitar un poco más el colacao mental que traia, y luego dejé un rato a la cabeza descansar para dejar actuar mis brazos. Luego me preparé una pasta con atún y sali a relajar mi cuerpo.
Y terminó un periodo de descanso que de nuevo se me hizo corto.