Ni pitos ni flautas; Muffins
PERIODO NARRADO: 23-25 de febrero
Mientras tanto pasaba la manyana en uni, y parecía que a ésta se le podía calificar con el calificativo de productiva: todo iba bien, termino de hacer lo que queria frente al ordenador y las simulaciones que realizo con el parecen funcionar. La comida en la mensa transcurre rodeado de espanyoles, hay muy buen rollo y humor general. De vuelta al este, hago algo en casa, y llamo a mi madre para felicitarla un anyo más. Steffan y Uli se han ido a esquiar a la república checa, y me expando la habitación anexionándome la de Steffan para escuchar la música al volumen que se merece. Mientras tant escribo parte del informe de prácticas que debería haber terminado tanto tiempo atrás y siesteo sobre mis anyorados sofas de cuero. Al final no salgo, parece que el golpe en la cabeza me pide un poco de contención y recogimiento. Por la cabeza me ronda ultimamente el tema colonial, y no paro de darle vueltas a lo que paso en América siglos atrás, cuando un punyado de europeos querían ensenyarle a los nativos los que ellos pensaban que debía ser un hombre civilizado y de bien.
Aunque buscaba "La Misión", encontré "El nuevo mundo", como Colón buscando otra cosa. La pelicula, aunque de argumento limitado, alimentó mi mente de hermosas imágenes y lugares de ensuenyo con los que cerrar los ojos y pensar en ser un pionero, aunque esto en estos tiempos parece casi tan absurdo como las ideas de los colonizadores cristianos.
El sábado me ilumina la cara un rayo de sol que anuncia un buen dia, desayuno con calma, subo a la bici e inicio otra excursión al este. Esta vez me aventuro por el sur, paralelo al Spree, recorriendo una península nueva, moderna y joven, construida sobre unos antiguos cuarteles militares del régimen oriental, que me muestran una cara más del camaleónico Berlin. Dejo atrás centrales y fábricas, cruzo el río y me planto en una parte del Berlin oriental precomunista, llena de casitas entre árboles y jardines que vieron pasar la guerra y la caida del muro, pero que deja ver aun en sus calles y sus gentes el paso del aire del este. A esta zona de bienesar oriental, donde abundan los coches nuevos y grandes, parece que se va a vivir Ulrike despues de abandonarnos. Algo mas al norte, superando la herida que las vias del tren causan a esta parte de la ciudad, vuelvo a reencontrarme con el Zoo entre bloques, a aquellas calles donde pase mis primeros tres meses en Berlin y que tan solitarias y envejecidas me parecieron. Cansado de pedalear subo la bici al tren que se hunde bajo la tierra, y regreso sudando a mi barrio, que encuentro mas lleno de vida que nunca.
Al poco tiempo me llama Tunc. Sin darme tiempo a saber cuanto tiempo ha pasado lo encuentro en casa. Me alegro reencontrarme con el turco coletudo, me ensenya sus fotos, y me cuenta sus días por Friburgo. Mientras tanto, escuchamos algo de Rock Turco y a Paco de Lucía, compramos vino y preparamos unos Muffins. Como siempro que cocino, acaba mas tarde de lo planeado. Los muffins llegan sanos y salvos a Siegmudshof, donde es la cita para beber con el resto de PEESES. Estan casi todos, y casi todos terminan ebrios. Nos encaminamos al White Trash y alli seguimos bebiendo y bailando. Tunc fotografia el experimental concierto, y algunos se pierden entre escarceos. Antes de saber como terminan, yo y el otomano volvemos a casa, en un par de horas parte su tren.
escuchando-> Phoenix de nuevo (mp3 encontrado)
leyendo-> Aventuras de Oskarcito (lo de siempre)