viernes, febrero 08, 2013

Llega la nieve, el cine y la nba

Pasó un rato hasta que reaccioné e hice algo. Por unos cuantos minutos mi mente en shock trataba de encontrar una explicación y buscar una serie de ordenes que dar a mi cuerpo. Sí, fue desilusión, aunque no durase mucho. Luego le siguió un análisis frio y una vez con el cuerpo de nuevo en estado normal, me di cuenta de que la critica, aunque estricta, era justificada.
Me dije que no habia sido en balde el trabajo y lo corregí de nuevo. Se que a alguíen seguro le ha servido seguro (a mi) y tambien en parte a nuestro  proyecto pues nos ayuda a ver nuestros errores y plantear de nuevo una estrategia a seguir. Tras corregirlo me di cuenta de que quiźás no era tan malo como dibujaba el boli rojo, ya habia leido yo cosas peores salir de conferencias mas conocidas, y optimista, dejé el trabajo por zanjado y se lo envié a mis dos companyeros para esperar su opinión. Eso si no la queria conocer hasta el lunes siguiente, llegaba de nuevo el fin de semana.
Me comunicaba con mis dos grandes companyeros de ratos de disfrute, y hacia planes para el fin de semana que comenzaba, por fin, un jueves de noche. Como nadie parecia querer hacer nada esa noche, cené una pizza, vi series, peliculas, lei y me acosté tarde. Nada que hacer me esperaba al dia siguiente.
Aunque no me esperase nada que hacer deberia recomenzar a pensar en mi proyecto personal de investigacion, y tras desayunar mucho y dulce, escuchar música, leer y desviar mi mente por algun otro sendero virtual  reordené mis trabajos personales.Llegada el hambre cociné un bacalao ajoarriero, con los trozos de pescado desmigajado que me dio mi madre allá por las navidades, mientras dialogo mostrando orgulloso el fruto de mis cocinas con familia y amigos. Como nadie quiere salir el viernes tampoco, me dirjo solo a mi callejón favorito del centro y en una sala de cine vacia al comienzo y con cuatro personas al final, veo una disparatada historia sobre  7 psicopátas en California. En la calle comienza a caer nieve y la temperatura baja de los 10 bajo cero y anhelo viajar al desierto a tener alucinaciones entre sicarios, coyotes y cactus, con peyote o sin el.
El sábado despierto a una prudente hora tardia y la cocina esta ocupada por casi todos mis companyeros de piso.Queria salir a comprar el desayuno al mercado, pero mis companyeros mencionan una manifestación a la que yo ya habia pensado ir, y decido hacerlo con ellos, pues de otra forma seguramente el desayuno me tomaria preso en casa por el resto del dia. En la calle nos espera seguramente el dia mas frio de este invierno, seguramente no el mejor dia para retomar la bici. Como ni llueve ni nieva no me importa subir a mi bici, pero esta parece verlo de otra forma. El candado no quiere abrirse, y cuando finalmente comienzo a pedalear, no consigo cambiar la relación de cambio. Mientras pedaleo siguiendo a Fabi camino de la puerta de Brandenburgo consigo girar la rueda que cambia la marcha, pero la giró con tanta violencia que el mecanismo cede y parece no querer volver a funcionar mas. Inhalando viento helado no me queda otro remedio que hacer el resto del camino con una relación de transmision muy baja, pedaleando mucho para avanzar muy poco. Poca gente, mucha menos de la esperada se reune frente a la cancilleria. Entre disfraces de vacas, fotos de cerdos y personas vestidas con diversos atuendos rurarales, nos concentramos frente a una tribuna, todos convencidos del mal funcionamiento de la industria agraria, reclamando con nuestra presencia un cambio, hacerla mas natural y mas humana. Lo inhumano del momento es el frio, y cada vez somos menos personas concentradas. Encontramos a Fausta entra las personas que quedan, y ella lo está pasando realmente mal con el frio, asi que bajamos a una parada de metro y con el nos acercamos a la cercana estación central del ferrocarril para tomar calor. Tras tomar un poco de energia sacada de una bolsa de chips y golosina, regresamos a nuestras bicis dispuestos a abandonar la helada calle. De camino de vuelta a Kreuzberg el frio es tal que la chica del grupo tiene que parar y calentarse los pies de todas las maneras posibles. 
En el edificio del mercado cubierto de Kreuzberg se reune de forma paralela a la manifestación mucha gente que muestra sus productos, animales o vegetales, y su forma alternativa de prepararlos y comercializarlos. Damos una vuelta y encontramos algún que otro amigo, y aunque la idea era comer allí ninguno parece totalmente entusiasmado por nada. Yo tomo un molusco traido de Holanda por el mismo tipo que los capturó y que nos los abre con su navaja, pero tras el aperitivo regreso a casa. Allí como algo mas pero en seguida estoy camino de Neukölln. La velada espanyola transcurre en cosa de un amigo de un amigo mio, y se nos pase la tarde como si fuesen minutos jugando los cuatro en equipo contra las funciones lógicas programadas en una dispositivo electrónica que genera imágenes y sonidos que nos hacen creer que somos un equipo de la NBA. Mientras tanto tomamos Ron y cervezas.
Ligeramente afectados por los efectos del alcohol, viajamos algo menos de un kilometro al norte. Cómo la fiesta de cumpleanyos a la que queremos entrar ha llenado el local donde se celebra, esperamos ingiriendo mas alcohol en pequenyas tiendas cercanas o en el bar donde tantas noches pasaramos Jose y yo hace 2 o 3 anyos. Pasado un rato y cada vez mas afectados por el alcohol entramos en el bar, que oculta una gigantesca sala de baile entre paredes sin pintar que ayudan a mantener la humedad del ambiente a un nivel alto. Entre jovenes de casi cualquier latitud europea comenzamos a bailar y a deambular por la sala. Nos perdemos y salgo a recoger a Paul y en algun momento pierdo la nocion del tiempo y la realidad. Jose y Eva que habia llegado también mientas esperábamos a entrar desaparecen, y en algun momento me encuentro solo con Paul hablando entra la masa danzante. En algún momento posterior noto cansancio y decido salir del lugar, me despidó de mi otro amigo haciendo amistades suecas y regresó al este con Paul. El domingo mas frio del invierno pierdo tambien mis guantes, arrebatados por manos extranyas o por el ritmo de la noche.
En algún minuto del dia siguiente despierto, pero me doy cuenta de que mi ebriedad aun no ha disminuido y vuelvo a dormir.Después y aún en la cama veo un capitulo mas de la serie medieval-histórica que me ocupa en el momento y siento hambre. Cocino pasta con ajo y pimientos, que engullo enfrascado aun en recreadas intrigas castellanas, que dejo por un momento para comer junto a mi companyero de piso al que reencuentro Dia de resaca y frio polar, seguramente mi favorito para ir a la sauna. Una vez alli me doy cuenta de que no soy el unico con esta idea, asi que tengo que esperar para entrar. Pocas cosas superan la regeneracion de salir humeante a evaporar agua sobre tu piel con el helado frio berlines mientras el alcohol abandona tu cuerpo, aunque aquel domingo la cantidad de gente presente no permitiese disfrutar del todo la experiencia. Vuelvo a casa sin resaca aunque cansado y termino de limpiar la cazuela de pasta. Como cada lunes tras borrachera, no consigo conciliar el suenyo, y tras seguir las aventuras de un grupo de vascos en Patagonia y terminar de entretenerme con intrigas reales y vaticanas pasadas duermo muy entrada la madrugada.
Pese a despertar muy tarde el lunes el comienzo del dia es duro. Luego parece que encuentro mis bioritmos, y, entretenido corrijiendo de nuevo el objeto de trabajo de mis ultimas semanas, vuelvo a apagar las luces de la oficina solitario. Un par de números al sur del del portal de mi casa compro un Schwarma,  y tras engullirlo leo periódicos y descargo mapas y otras aplicaciones para mis dispositivos portatiles nba, y sin quererlo y de pronto apresado por una gripe de historicismo me acuesto otra vez a las dos releyendo la historia de la formación de espanya.
El martes, tras un par de reuniones con estudiantes y companyeros en la universidad, de  hablar con Rupert y Annett y de comer, parece que tengo una versión definitiva que enviar. Puedo pasar capítulo creo convencido de nuevo, y hacer un poco de caso a mi investigacion. Esta vez vuelvo a casa no tan tarde, asi que por fin vuelvo a tener tiempo para tocar un rato lq bateria, cocinar y cenar con Fausta y repasar la semana. Fue entonces cuando me dije que debia ponerlo todo por escrito y empecé a escribir la historia de mis dias de enero tratando sin exito de producir cientficidad. Pero lo dejé al rato, y hasta bien entrado febrero no he logrado reescribirlo.

Falta de cientificidad

Hace dos semanas que no escribo. Dos semanas en las que he estado ocupado redactando un trabajo, un resumen escrito de las observaciones realizadas durante las horas de la semana que dedico al proyecto por el que se me retribuye económicamente y las conclusiones obtenidas a partir de estas observaciones.
Habia comenzado lunes y martes de la segunda semana de enero ha estructurar mis pensamientos, pero no fué hasta el miércoles que tomé conciencia del trabajo que me quedaba por delante y comencé a representar las mediciones en forma de cifras y líneas. El miércoles tocaba de nuevo madrugar, pero aun asi terminé la jornada tarde, y no me esperaba ni cena ni cine con amigos. Regresé a casa siendo ya tarde para  ver en casa un capítulo más de la ficción cómica ibérica que me acompanya este invierno espanyola. El jueves y el viernes fueron parecidos: llegar no muy tarde a la uni, recalcular datos pensar como estructurar mis pensamientos, discutir un rato con Rupert, comer poco, ver como la gente abandona poco a poco la universidad y dejarla ya de noche. En casa permitirme cenar algo, comprado, o precongelado, y descansar mi mente con ficciones poco exigentes.
Así llegué al viernes al fin de semana, y me topaba con el subitamente de vuelta a casa, con las hordas de jovenes que ajenas al frio y la oscuridad ( o con la complicidad de esta ultima) buscaban iluminar escondido ya el sol su ayudados por luces artifciales giratorias en lugares cerrados y la estática de la luna cubriendo el amplio techo berlinés.
Traté de hacerme ajeno al sosiego y griterio de la gente que circulaba en uno y otro sentido por mi calle. Me paré en el hexágono donde venden kebabs y cervezas las 24h como un extanyo que buscaba su alimento para ir a dormir antes de lo marcado, y una vez digerido este me acosté.
Despertó gris el sabado pero no muy humor, y tras aprovisionarme de pan integral ecológico, zumo, plátanos y cous-cous, disfruté de la manyana del sábado con energia y música camino de la plaza de Ernst Reuter. 
Allí me encontré a mi companyero afanado como yo en terminer un trabajo comenzado demasiado tarde, a otras personas que se reunian también en la sala junto a mi oficina y alguna otra cara conocida más pendiente de entregar algún trabajo. Y el rendimiento fue grande. La calma, tranquilidad y falta de estrés me gustó tanto que me pregunté si no podria trabajar todos los dias como si fuesen un sábado sin serlo. Casi sin darme cuenta y tras descubrir un gran error en nustros cálculos con mi companyeros que postergaba irremediablemente la fecha de entrega e incrementaba nuestra carga de trabajo, se hizo la hora de cenar y acudir a la casa cerca del parque de la Victoria.
Por suerte y pese a llegar muy tarde mis amigos aun no habian pasado de los entrantes, y tuvieron el detalle de esperarme para comenzar con el plato principal. No fué hasta la tercera cucharada de pollo en salsa guisado con el Tajine que pude apartar el trabajo de mi mente y disfrutar un poco de la companyia. Desde hacia no se decir cuanto nos reuniamos por primera vez 4 amigos que comenzamos juntos nuestra aventura por Berlin, de 3 de tres continentes distintos y el cuarto de un pais que se encuentra en el limite entre dos de ellos. El resto eran amigos, parejas y companyeros de piso nuestros, curiosamente todos europeos y ninguno alemán, aunque toda la velada la pasaramos hablando este idioma (o casi toda :)). Cuando el aire de nostalgia empezaba a tomar aspecto nyonyo me di cuenta que debia irme si queria poder continuar con el trabajo al dia siguiente. De vuelta a casa de nuevo era un bicho raro que buscaba su cama para descansar entre parejas que buscaban una cama que no era la suya, y grupos de personas que buscaban emborracharse para encontrar algo asi, o directamente buscaban otras personas con las que pasar la noche juntos. En mi vagón se hablaba sobre todo espanyol, como cada noche es más habitual en Berlin.

El domingo me desperté e hice como hoy, viernes 8 de febrero (completo un texto iniciado tiempo atrás) pero en lugar de recoger de forma escrita mis pensamientos seguia escribiendo o tratando de sintetizar los resultados de nuestras investigaciones. Ya al mediodia me encamino un poco al este para subirme a la linea circular que me deja en el barrio de la montanya bonita, Llego justo a tiempo a casa de H justo cuando un jugoso bizcocho sale del horno, y por deferencia a mi amigo y por lo nuevo que está este dulce con chocolate paso las siguientes dos horas allí, con ella, mi amigo arquitecto  y  un par de ingleses, pero cuando comienzan a tocar música, leer y seguir disfrutando de un sabado perezoso decido huir antes de qudarme atrapado en las telas de aranya de un comofortable domingo hogarenyo Con la ciudad aun gris y desierta. compro  un Kebab más y tras descubrir un nuevo parque desconocido y otras esquinas aun secretas para mi en la ciudad, me acerco a mi oficina a seguir escribiendo. Vuelve a encontrarme la noche frente a mi ordenador y  regreso a casa para encontrar alimento en forma congelada con cuya ingesta paso los ultimos minutos del dia.
El lunes no despierto tan bien como el fin de semana, pero aun no he llegado a odiar el trabajo que me ocupa. Entre reuniones con estudiantes y otras interrupciones varias, la productividad disminuye de forma considerable con respecto al fin de semana, y comienzo a ponerme nervioso en la oficina cuando mis companyeros no dejan de hablar y bromear. Termino de nuevo solo en la oficina pero con el trabajo casi listo, asi que puedo volver a casa contento.
El martes es un buen dia, porque solamente tengo que corregir detalles, no hay que planificar todo de nuevo. En algun momento de la tarde creo haber encontrado una versión definitiva, y me parece no estar mal del todo. Se la entrego a mi jefe para que la revise y abandone el Berlin occidental. En casa ya puedo dormir sin pensar en que hacer al dia siguiente, y cenar sin ideas rodeando mis trozos de tortilla o pescado, pero pese a tratar de calmar mi mente con un poco de sillón-ball de liga espanyola, no termino de relajarme.
Tampoco ayuda a relajarse que el miércoles haya que despertarse temprando. A medida que va pasando el dia, y tras correr con un par de companyeros desde el metro a la oficina una vez mas para no llegar  tarde mis biorritmos parecen irse calmando, y me tomo la libertad de dedicarme a otros temas con unos estudiantes, aunque al final tenga que quedarme hasta tarde de nuevo para corregir parte de lo escrito.Voy corrijiendo con calma nos reunimos y trabajo algunas cosas mas y me voy a casa tarde pero con calma. A diferencia del dia anterior el miércoles si que logré descansar sentado en el sofa de mi estancia, tanto que por un momento olvidé otras preocupaciones y me dediqué a la tarea de hacer mi dispositivo digital portatil operativo de nuevo, actualizarlo y hacer posible de nuevo el comunicarme a través de el.
Lo conseguí eso si a mitad de madrugada, asi que no desperté hasta una hora antes del mediodia del jueves, y no fue hasta la mitad de ese dia que llegué a la universidad, calmado y dispuesto a otros menesteres. Cuando entraba al edificio del departamento la gente salia a comer. Entraba solo en la oficina, y sobre la mesa em esperaba la segunda parte de la revisión interna de mi escrito. Tras maranyas de garabatos rojos, sobre las que surcó mi lectura de forma rapida encontré al final de texo  un comentario. Falta de cientificidad decia, que, lamentablemente y en opinión del que lo revisó, lo descartaba como contribución digna de conferencia.