sábado, febrero 20, 2010

Dias frios pero cambiantes

Los dias seguian siendo frios, pero el primer dia de febrero y el primero de su primera semana, que este anyo son el mismo, yo tenia el cuerpo cargado de calor aun remanente de mi visita a la sauna el dia anterior. Y tal vez fuese que subconscientemente no quisiese confrontar mi cuerpo con el frio de la calle, o a mis ganas de dormir con mi deber de trabajar, pero fuesen cualen fuesen los motivos el lunes desperte indiferente al resto del transcurrir del mundo. Fui al trabajo con la mente ocupada en planear mi vuelta a casa y como casi todos los dias en los que quiero regresar pronto a casa, apenas comi un bollo durante la jornada laboral. De vuelta en casa cocine una cacerola llena de spaguettis, que comi en companyia de Juan que me contaba de su viaje por el centro-este de Alemania y los proyectos de su novia, y me hacia olvidar las pocas ganas de hacer nada con las que habia comenzado la semana.
Sin razón ninguna ni explicación aparente, desperté el martes con ganas de trabajar y hacer algo de utilidad de mis horas pagadas en la universidad. Las hice y me permiti hacer un descanso al mediodia para comer con mi Turco amigo y companyero de profesion. Volvi aun motivado tras la comida, y habida cuenta de que mis reservas energéticas aun no habia concluido mi sed de productividad instalé finalmente Software libre como uno de los sistemas operativos presentes en mi computadora portatil (Nota a posteriori, que sin embargo sigo utlizando con menos frecuencia de la deseable). Se lo conte por chat a mis amigos y fui a dormir
Normalmente los miercoles debo estar a las nueve en la universidad, y es el dia de la semana que mas debo madrugar, pero la primera semana de febrero no fue asi, me dormi y llegue tarde al trabajo. Después olvide lo que hice pero debi seguir poniendo notas a los estudiantes de enero. En casa tras de un dia cansado veia un capitulo mas de perdidos.
Al final de la semana llegaron los acontecimientos mas interesantes: terminé por fin la tarea de juzgar trabajos de la gente y puse las notas en comun con mi companyera de trabajo. Con la puerta cerrada y a solas en una sala vacia mi mente tiraba con fuerzas de mi voluntad y de mis miembros no controlables a voluntad creando una tensión sexual que me turbaba. Y luego mi companyera proponia ir a tomar una cerveza un dia los tutores del proyecto. Mandada a la mierda la actividad del resto del dia, mi vuelta trataba de interpretar segundas intenciones mientras mi cuerpo se relajaba. Me reunia con Jose y Paul y se lo contaba en uno de los bares de esquina Berlines donde el centro de Berlin deja de ser senyorial y se hace mas cercano, de voz rajada y aliento encervezado. Luego queriamos ir a un bar cercano a ver Jazz reunidos con Tunc y unos amigos suyos, pero los mios me dejaron y quede yo solo para encontrarme con Tunc y su monton de amigos de otros paises y que hablaban ingles entre ellos. Habia un par de chicas guapas pero no les presté mucha atencion ni a ellas ni a los austriacos que versioneaban en Jazz todo lo posible. Un filosofo turco alemán y fanático del futbol me explicaba su tesis doctoral acerca de lo equivocadamente que se llevó a la practica el Marxismo el siglo pasado en todo el mundo (si lo correcto es seguir loque propuso Karl Marx) .
Entre Marx, jazz y tensiones sexuales llego el viernes, y los suelos helados tomaban un desagradable color marronaceo, que no ocultaba su peligrosidad. Perdido en los pensamientos del dia anterior a los que se anyadian los propios del trabajo, la semana laboral llegaba a su final, y mis companyeros abandonaban la oficina, como es habitual antes que yo. Lo que no es habitual es que lo hagan mientras yo estoy en una sala con un par de italianos mientras mis llaves siguen en el despacho. Esta serie de anormalidades provoco que a las ocho de la tarde y con el mercurio marcando temperaturas bajo cero tuviese que abandonar la universidad en mangas de camisa, cruzar la ciudad en metro, llegar a mi casa, agarrar un abrigo, pasar por casar de un companyero y recoger sus llaves y volver a la universidad. Y volver a casa de nuevo pasadas las 10 de la noche, con dos abrigos, dos pares de llaves, cansancio, hambre y una nueva anécdota.

escuchando-> Estelle "American Boy"
leyendo-> poco o nada

Cenas, suenyos y comidas

Pese a mis vaivenes emocionales, si mirase a la ultima semana de enero como si mirase distraidamente una pelicula poco interesante que emiten por televisión, deberia pensar que la semana fue muy buena.
El escenario seguia siendo frio y gris, debiamos estar en alguna de las semanas de este invierno en las que no vemos el sol. Y esto se notaba en la gente, se insinuaba en su humor: quedé con mi amigo mexicano y Bego, dos de mis amigos incondicionalmente presentes en mi vida desde hace 4 y 3 anyos, y noté a uno cansado y afectado por el invierno, y al otro resignado a soportarlo sin saber muy bien si por ultima vez. Estuvo bien quedar con ellos aquel jueves, no solo porque hacia mucha tiempo que no los veia y echaba de menos hablar con ellos y saber de sus vidas, sino también porque me descubrieron una taqueria mexicana en Kreuzberg que desde entonces forma parte de mi guia gastronómica de la ciudad, de la que tan poco uso hago. Quesaditas, pollo a la mole, cervezas aztecas y con el u1 de vuelta al estado horizontal.
Como podria inferirse de posts anteriores, no lograba mantener un estado de animo continuo durante un par de dias, y arrastraba un extranyo e inexplicable cansancio. Pude sobreponerme a el y convertir el viernes en un dia productivo. Seguramente en los ultimos meses los viernes son los dias en los que mas ideas me surgen y mas progreso con el trabajo. Y al terminar la jornada, estuve hablando muy de cerca con la companyera de trabajo con la que habia tutelado a los alumnos dos semanas atras. No paso nada, pero noté algo en el aire, o quizás me lo imaginé, quien sabe. Lo unico completamente cierto es que volví a casa cansado y con una sonrisa en los labios motivado por un sentimiento que casi sentia olvidado. Compré el plato combinado arabe dos numeros mas atras en mi calle y me acosté casi sin ver la tele pero con la sonrisa prolongada por los sabores del cercano oriente.
Entonces dormi mucho y sonyé: sonye varios de mis suenyos controlables,suenyos que puedo pilotar hacia donde quiero, suenyos en los que soy consciente de que estoy sonyandolos y puedo disfrutarlos. Quizás solo sea una falsa sensación de control, porque pese a pensar que elijo mis decisiones termino siguiendo el curso absurdo del suenyo. El sabado por la manyana termino follando con una tia que iba poniendo cachonda ante la certidumbre de nuestra muerte, y la acuchillo escondidos bajo una escalera de madera que gime mas que ella, pero el lugar es seco, calido y confortable. Sin embargo salgo corriendo porque me sigue una horda de zombies, zombis ninfómanos que solo pretenden ser follados por humanos aun vivientes, y de repente despierto.
Desperté y estaba solo en mi habitación y solo en mi vivienda. Juan visitaba a su novia en una ciudad turingia de importante pasado, y Susanne trabajaba. En casa no encontré restos de putrefacción ni de secrecciones humanas, pero aprovechando un sábado sin resaca ni suenyo ordene la habitación y leí ficciones acerca de alemanes convencionales relatadas por el senyor Böll. Por alguna razón que desconozco, me resulta mas facil leer en un espacio ordenado. Tras desayunar pasado el mediodia concluí como siempre preso de una adicción instantanea, uno de esos deseos incontrolables que me surgen de empaparme de un tema hasta que deje de humedecerme, y que esta vez ganó en el sorteo la serie web de Borja y su amigo el Josebas. Como suele ser habitual cuando tengo uno de estos ataques, me alimenté de Kebab de ternera. Cómo no estaba por la ciudad mi companyero habitual de fiestas, tuve que buscar yo solo el modo de pasar la noche. Por suerte el amigo de un amigo que me cae bastante bien celebraba su cumpleanyos no muy lejos de donde vivo, asi que pase por alli a pasar la noche. Por suerte también conozco a muchos de los amigos comunes de estos dos amigos, con lo cual no estuve solo en la fiesta y hablé con la gente mas de lo que en mi es habitual. No tan afortunada fue la circunstancia de que el celebrante principal estuviese enfermo, ni la de que el vecino de abajo tuviese que trabajar al dia siguiente, pero pese a ello y a que apenas eramos 20 personas en la fiesta, pase una buena y tranquila noche sin necesidad de emborracharme. Regresé a casa sin romperme ninguna pierna, pese a que el suelo cubierto de hielo desde que volví a Berlin representaba una amenaza permanente a mi equilibrio.
Llegué a casa y volvi a sonyar. Pero esta vez un suenyo de naturaleza no controlable y menos entendible significado. En el cálido refugio de una cueva prehistórica recibo un encargo. El encargo resulta ser una bolsa como de repartidor de Telepizza llevo para dar de comer a uno de mis hermanos y mi amigo Raul, pero tras la entrega realizo de algún modo mal mi cometido y he de volver a por el encargo. Cuando voy a cumplir el encargo de nuevo despierto y es domingo, y el dia es otra vez gris y frio.
Despierto y voy a desayunar y comer a la vez a un lugar en Kreuzberg que se llama la gitana y en el que un joven espanyol cocina para una turca simpática que insiste en invitarnos a una paella al hacerle notar alguien del grupo de que nacionalidad somos la mayor parte de los que nos sentamos en la mesa del medio. La paella está buena, pero apenas podemos terminarla. Atiborrado de conejo al ajillo y unos pasteles mas germanos que iberícos, entre la decena aproximada de asistentes no podemas terminar con la sarten valenciana de arroz. Nos separamos y no hacemos nada mas juntos, lo que tampoco termina de desagraderme por que dos o tres personas del grupo no son mi companyia preferida. Y por alguna razón, algo que dicen o que hacen, me vuelvo a casa con un sabor en la boca que no es el de la paella, sino algo que no termino de encontrar agradable. Y en casa me refugio en mas capítulos de gente que se rie la tristeza de la vida. Como los domingos grises frios y agridulces tambien pueden tener final feliz, me regalo una visita a la sauna del barrio, donde me reencuentro con uno de los chicos con los que comparti beca anyos atras y creia desaparecido, acompanyado de una rubia guapa, alta, delgada y que hablo espanyol. Como no me gusta inmiscuirme en las conversaciones, no me cruzo mucho mas con el. Vuelvo a casa, enciendo el equipo de sonido y dejo que las guitarras terminen un extranyo fin de semana.

escuchando-> Standstill
leyendo-> Heinrich Böll, "Fin de un viaje de servicio"

Servicio invernal de emergencia

Regresé el domingo 24 a la estación de Lichtenberg, y el frio polar que pensaba dejar atrás en Varsovia se habia acomodado igualmente en Berlin: agradeci eternamente el servicio de los guantes de cuero comprados en la capital polaca.En casa solo estaba Juan al llegar, al que lleno de entusiasmo expliqué mis aventuras por la ciudad natal de Chopin y Marie Curie (con casa museo para cada uno de ellos) y de las que no relataré nada en esta entrada, ya que no es este el lugar donde contar mis viajes si no lo que ocurre entre ellos.
Volvia decia, entusiasmado una veza mas tras mi enesima excursión europa anhelando mi cama y una conexión a internet. Después de tomar un Döner Kebab estilo berlinés postrado con pasteles polacos, dediqué el resto de la jornada a quehaceres masculinos de domingo cansado: porno, futbol, cerveza y a dormir.
Polonia se quedó atras y tocaba volver al trabajo y la rutina. Como siempre motivado tras una nueva sesión de trabajo en el extanjero, rendí motivado mis ocho horas reglamentarias, tras las cuales volvi a casa de nuevo de noche, como siempre ocurre cuando llego tarde al trabajo. Por casa me pasé el rato hablando espanyol con Juan y otro tipo colombiano y otro espanyol. Cuando vienieron Susanne y Ben, hablamos en alemán, pero me sirvieron un ron antes de ir a acostar y termine el dia con sabor y pensamientos cubanos,durmiendo mientras veia alguna ficción sin ganas en la pantalla de mir ordenador.
Al dia siguiente se habian desvanecido mis ganas de trabajar, asi que en la Uni mientras buscaba motivación me ocupaba con tareas sencillas como recopilar y evaluar solicitudes de beca internacional, o escribir cartas para estudiantes de ingeniera alemanes que en Nueva Zelanda quieren formar parte de la expedición de un buque pesquero.
Seguia haciendo mucho frio y me reuní con J y Phil en Alex. Fuimos a PrenzlauerBerg a cenar y ver un concierto. Cenamos tailandés tomando cervezas y contandonos el fin de semana, y luego volví a entrar al Magnet un par de anyos después de la ultima vez que lo hice. Esta vez no iba de fiesta sino a ver un concierto. Fue durante el concierto y tras el cuando me di cuenta de que algo raro pasaba con mi ánimo. No se si se me precongeló en Varsovia y seguia frio en Berlin, pero nunca me habia emocionado tan poco un concierto de un grupo que me gusta. Y no fue porque lo hiciesen mal. Tocaron mas que bien, casi diria que muy bien, el escenario sencilla pero bien vestido para el evento y el público tránquilo y agradable. Pero yo, o mis emociones, no estaban con mi cuerpo frente al escenario, y aun hoy me pregunto donde estaban aquel dia. Volví de ver a Fanfarlo con el SBahn hacia mi casa,y, como si nada hubiera ocurrido, chatee rutinariamente y me acosté.
El miercoles sinceramente no recuerdo lo que hice en el trabajo, asi que no debio de ir mucho mas allá de escuchar presentaciones, recoger solicitudes, y hacer lo indispensable. Leo ahora que corregi notas junto con mis companyeros y que tomé un Gulasch. Nota totalmente prescindible.Luego regresé a casa y entonces me senti de nuevo bien. Un tipo americano estaba de visita y cenamos unos spaguettis con nata riquísimos. Luego me fui corriendo a la Sauna del rio, y me relajé y me sentí fantasticamente. Volvi a casa vi un capítulo de una las series que sigo y me acosté, con el cuerpo y la mente llenos de satisfacción.
Todo parecia ser perfecto hasta que me levanto el jueves y subo al SBahn. En algún lugar cruzando entre lo que fue Berlin Este y Oeste, sufro un asalto emocional de domingo de manyana. Mierda, no, porque de nuevo. A finales de enero, llamo de urgencia a la policia del Karma, al servicio de emergencia que solo trabaja cuando las calles esta llenas de nieve y, tras unos minutos de agonía,recupero mi equilibrio.
Todo iba bien pero por un momento me via caer del tren a la via. Todo iba bien, pero por mucho que me lo proponga, no consigo que la vida vuelva a la via tranquila, o no consigo hacerlo sin que me asalten por momentos mis estados alterados de conciencia. Asesinos dormidos de mi humor que despiertan de pronto en un momento de cansancio o debilidad, cuando veo como todo el mundo a mi alrededor conoce a chicos o chicas, follan, se pelean, se divierten y se vuelven a pelear. Y yo cuento los dias para cumplir los 30 anyos, y veo que todo sigue igual.
Sin embargo no hay que lanzar alarmas, al menos no hoy.Mi tropa especial, mis fuerzas especiales para la protección de mi Karma parecen estar bien entrenada, cada vez mejor, y logran desarticular los intentos desesperados del invierno y la soledad de bombardear mis sonrisas. El invierno, la soledad, el frio o la traición tendra que seguir intentándolo.


escuchando-> Fanfarlo
leyendo-> pasando de las ideas de Spinoza a las de Leibniz

De mi calle a la ciudad de su nombre

Fui una vez mas infalible en mi empenyo de fallarme a mi mismo, y he de continuar ahora narrando lo que ocurrió la segunda semana de enero, cuando deje de ser tutor de un grupo de veinteanyeros universitarios y me subi a un coche con tres desconocidos rumbo a Leipizig.
Desperté despues de medio dormitar las apenas de horas de trayecto, tras la enésima rememeracion mental de mi vida adulta. He perdido la cuenta de las que he hecho en mi veintinoveno anyo de vida. Sali del coche tan atontado que necesite caminar cinco o seis veces hasta el final de la estación y regresar al parking antes de dar por concluida mi retrospectiva mental y declararme preparado para la fiesta de la noche. Entré en el casco antiguo de la ciudad solo para rememorar mi ultima visita y volvi a los diez minutos para subir al tranvia que me llevaria a la fiesta. Al bajar del vagón me encontré con los otros dos berlineses de visita, y juntos caminamos hasta llegar a la casa. En la fiesta nunca terminé de animarme, y una mezcla entre cansancio y frio haciendo mella en mi me quedé casi toda la fiesta sentado y comiendo, pasando de salir a la barbacoa invernal o ponerme a tratar de entablar conversación con gente que nunca antes habia visto y probablemente no volveria a ver. El final de fiesta con Jam multicultural fue un colofón perfecto a una fiesta tranquila y hogarenya. Antes de las 4 de la manyana estiramos los sacos de dormir sobre la gran alfombra persa del salon. Antes de las 9 nos despediamos de los anfitriones rumbo de nuevo a la estación central. En Dresden, poco antes de subir de nuevo al Tranvia tuvo lugar mi primera y de momento unica caida del anyo tras resbalón. Mi culo no tuvo que lamentar danyos irreparables, y llegamos a tiempo de subir al tren que nos devolvio a la conocida gran ciudad.
Nos cruzamos en el SBahn con Jose al que le desee las buenas noches antes de volver a dormir. Llegue a casa, desayuné algo y me acosté. Cuando me desperte de nuevo el dia acababa. Ninguno de mis companyeros de piso pudo acompanyarme, asi que hice solo de media hora de Friedrichshain a Wedding, una vez afeitado y duchado. Llegué de los primero a casa de Tunc, pero poco a poco la fiesta fue llenandose y para cuando llegaron Paul y Jose, ya llevaba varios vasos de sidra y habia tomado la silla frente al ordenador donde se decide que música poner. Con ayuda de un amigo turco hicimos bailar a los invitados a la fiesta de Tunc y a los invitados de sus vecinos, que se congregaron tambien con nosotros en la habitacion de mi amigo. Una chica alta rubia y guapa me dijo parecerme un tipo con el que creo solo compartir el tamanyo, y mientras perdi a Jose buscando amigas. La gente era joven y no escuchaba el tipo de musica que hace a mi espiritu tener ganas de fiesta, asi que cuando J nos dijo de abandonar la fiesta con unas chicas que habia conocido, no me entretuve en despedirme demasiado de los demas. Luego la noche y el frio me cansaron, el humor comenzó a cambiarme de sabor,y cuando al final solo una de las chicas se empenyo en quedarse con J, Paul y yo nos piramos con ganas de llegar a casa antes de que el humor se viniese a bajo del todo.
De una manera un tanto asombrosa, el domingo lo sobreviví sin resaca ni fisica ni melancólica. Desayune y perdi el tiempo como siempre, pero sin el mas minimo atisbo de que la habitación me tragase. Como finalmente tenia un ordenador nuevo desde el miercoles de la semana anterior, perdi el tiempo al final de la segunda semana de enero descubriendo que poder hacer con el.
El lunes 18 me pareció corto en exceso y desde aqui elevo mi queja a aquel que lo planificó, pues me dio la sensación de que las 24 horas pasaron rapido en exceso. Ir a trabajar y encontrarme con todas las personas que no habia podido encontrar la semana anterior y no iba a ver hasta la siguiente, reunirme con mi estudiante italiano, recoger solicitudes, grabar todo lo que queria llevar conmigo... Sali de la uni casi a las nueve y con la sensación de que me dejaba algo en la universidad. Cené rapidamente algo e hice la maleta. Al final, tras muchos intentos, consegui instalar el programa que necesitaba en mi ordenador solo para cerciorarme a los diez minutos de que no conseguiria hacerlo funcionar correctamente bajo windos 7.
Me acosté en la cama-sofá pasada la medianoche. A las 3:30 sali de casa y caminaba hacia la estación del este, donde habia de tomar el tren que me llevaba a la capital del pais vecino en esa dirección.


escuchando-> Ottis Reading "Quizás"
leyendo-> un poco lo que pensaba Spinoza

sábado, febrero 13, 2010

Otra vez entre estudiantes

Creo que ni aun haciendo un esfuerzo seria capaz de recordar una semana de las mas de 200 que llevo viviendo cerca del muro en la que mi ocupación profesional (lease tambien si se desea) académica ocupese un primer plano. Hasta que llegó l semana del 11 al 15 de enero de este anyo.
El lunes aun con el regusto de la ternera del domingo en la boca, aparecí por la universidad antes de las 8. No conseguí ser el primero en llegar, pero poco me faltó. Preparamos todo lo que necesitaban los estudiantes, y al final nos enfrentamos a ellos sin el coordinador oficial y companyero de oficina aun enfermo. Salí de la universidad 12 horas mas tarde, con entevistas hablando en inglés y frances de por medio, un encuentro con mi amigo italiano, y la sensación de que no iba todo lo bien que pensaba que iba a ir.
Conforme pasaba la semana me sentia mas agusto pero no disminuia el nivel de ocupación: el martes al fin comenzaron a funcionar las cosas, pero hube de quedarme de nuevo hasta llegar la noche para que pudieran seguir funcionando. Trataba de multiplicarme el miercoles para estar en dos lugares a la vez y encontrar un hueco para comer. Mientras tanto asistia entusiasmado al ejercicio sociológico de tener a 20 estudiantes alemanes metidos en una sala y tratando de llevar un proyecto adelante. Y aun 201 semanas despues de aterrizar al norte de centroeuropa, sigo aprendiendo cosas nuevas de la gente entre la que vivo. Estos dias, especialmente de entre los que estan dejando de ser adolescentes. Aprendí que aqui la gente no trata de escaquearse del curro como en otros lares de forma general, pero que esta afirmación no se cumple en un 100% de individuos. Que si no están motivados no hacen nada, pero que si se motivan se crean ellos mismos el estrés hasta lograr su objetivo. Y que aun con 20 anyos el sentido del ritmo tienen que adquirirlo, por mucho que escuchen Minimal en su Ipod y se dejen ver como los mos guays en el comedor. Podria escribir un par de paginas acerca de lo que observé estos dias, pero esta recolección de textos trata sobre mi y solo tangencialmente de los que me rodean.
Otra experiencia positiva de la semana fue conocer mejor a un par de companyeros con los que no habia tratado mucho hasta entonces. Como siempre me ocurre la semana me mostró de nuevo que siempre es necesario dar una segunda oportunidad a la gente, sobre todo si la figura de la gente hace que se te obnubulice la mirada. Aunque como siempre a parte de nublarse mi mirada e intercambiar sonrisas, no paso nada que no me atreva a contar por aqui.
La semana terminó con satisfacción para todos. Yo me sentia algo mas suelto y rejuvencido, dispuesto a enfrentarme de nuevo a las estudiantes la proxima vez que tuviese ocasión. Y con mi mirada obnubilizada, no tuve tiempo para entonar mis cantinelas autocompasivas. Stefan me propuse ir a Leipzig y no se me ocurrió plan mejor para el viernes que subir a un coche con un desconocido rumbo a la ciudad de la estación de tren mas grande que conozco.

escuchando-> Ricardo Villalobos bailado por adolescentes cools en una sala de la universidad
leyendo-> Datos y estadísticas que luego olvido