lunes, enero 12, 2009

Manyanas de cama y sol en la ventana

Salimos en algun momento de la madrugada entre el sabado y el domingo al frio de la calle. Mis amigos bajo los efectos del alcohol, parecia que sentian menos el frio, bueno no todos porque algunos decidieron viajar hasta la otra orilla del rio, unos cientos de metros mas abajo, en taxi.
Yo me quede con los caminantes: el camino siempre es una de las partes mas interesantes de la noche y me niego a gastar el dinero en algo prescindible a no ser que la presion del grupo me impida tomar otra decision.
Aunque aun bajo cero la temperatura se habia suavizado, y la luna brillaba blanca y redonda en lo alto. Tardamos unos minutos en llegar a la fiesta de beats balcánicos en el Lido, en los que fui testigo de como escalaba la borrachera en los demás mientras yo seguía, incapaz, de seguir el ritmo engullendo bebida energética. Nos colamos de forma descarada y en parte vergonzante, sobre todo para mi con los dos pies bien anclados en los pies de la sobriedad.
Por alguna razón desde el principio no me senti bien del todo: no se si fue que la ingestión masiva de quimica amarilla comenzaba a hacerme efecto o quizás mas probablemente las masas de gente que habían acudido al evento, que desbordaban la cola frente al guardarropa y que hacian a uno sudar y tener que hacer equilibrios con el abrigo en una mano y la botella de cerveza en la otra (NOTA: una botella de cerveza bebida fuera de una serie de ingestiones no computa para mi como beber alcohol), mientras buscabas con la mirada a tus amigos alcoholizados, alegres y perdidos.
La fiesta estaba realmente bien, la música el lugar y la asistencia femenina, pero desde el principio, como ya decia antes me acompanyaban malas vibraciones. Y estas no hicieron sino crecer conforme pasaba la noche: los fantasmas que otras noches me habian atormentado en diversas salidas nocturnas volvieron a hacerse presentes: esta vez, sin embargo, no podia atribuir su presencia a la ingestión desmedida de alcohol. Sin embargo, los resultados eran los mismos, parte de los ingredientes necesarios para su invocación ( y claro, como no los mas importantes) los mismos, otros nuevos y distintos, pero la situación de nuevo la acostumbrada. Y los efectos ya acostumbrados: comienzo por no disfrutar de la fiesta, comienza a crecer en mi un sentimiento de ira que llena mi alrededor y que me aisla de la fiesta y centra una idea que se repite en mi cabeza. Acabo como siempre absorto en algún lugar, tratando de no abandonar a mis amigos borrachos pese a las ganas de hacerlo, y llenando con mis pensamientos la presencia del monstruo en mi cabeza. Para colmo de males casi pierdo el abrigo que cayó desde uno de los altavoces de la sala, pero que por suerte (no todo iba a ser malo aquella noche) lograba encontrar.
El alivio sin embargo no mejoro mi humor ni disipó mi cabeza. Cuando volviamos a casa, ya cada uno por su lado parecia ir alejandose y tranquilizandome un poco, pero en cuanto llegué a casa cerré la puerta y encendí la luz, salio de nuevo a escena solo y son acompanyamiento.
Para colmo de males me acompanyaba un profundo malestar fisico: sin hambre trataba de ingestir algo, y mi cuerpo trataba de expulsarlo por mi boca, o me daba senyales de querer hacerlo. Una noche corta o larga, segun como se mire, en la que seguia planteándome si los efectos de la bebida energetica contribuyeron a mi aparicion en la gruta, o si fue esta aparicion en la gruta la que debilito mi cuerpo haciendolo mas sensible a los efectos nocivos de la quimica.
Desperté el domingo en algun momento incierto, al igual que en algun momento incierto comencé a dormir. Necesitaba desahogarme de alguna forma, y probé con toda clase de literatura y distracciones en internet, pero fue Sigur Ros al final la que me salvó la manyana con su música e imagenes que me transportan flotando de la risa al llanto, mostrando en una cara del espejo la alegria que se termina en el canto que linda con el de la tristeza y que me llevan a esos lugares tan elementales de los sentimientos donde me queria refugiar aquella manyana.
Entre las cortinas se filtraba una luz intensa reflejada por la nieve en la calle que indicaba una manyana maravillosa. Por un momento pense haber dejado atras la cueva y sali de la habitacion dispuesto a continuar el camino y el dia. Sali a comprar el desayuno y me sente con todos a la mesa, que parecian haber dejado atras la resaca sin problemas y reian y hacian bromas.
Pero pronto me di cuenta de que no me habia levantado del todo de la caida: mi cuerpo fue el primero en dar senyales negativas: apenas comidos tres bollos y mi estomago no aceptaba mas, y me indicaba que no era bueno seguir ingiriendo alimentos. Luego todos se fueron de paseo y me di cuenta de que no habia salido de la cueva aún, que seguia encerrado tras la puerta de la tristeza sin la llave del animo para salir de alli, y me quede en el cuarto tratando de dormir.
El resto del dia lo traté de evitar con las distracciones habituales de baloncesto por internet y otras esquinas del ciberespacio, pero poco o nada parecian hacer por mi mas que hacerme mas llevadero el paso del tiempo: solo el humor encapsulado en tres minutos, me devolvió por momentos la carcajada, aunque solo fuese por el tiempo que pasaba viéndolo.
Después cené algo cuando los huespedes de Steffan abandonaban la cocina, pasada la media noche, disculpando mi ausencia con una verdad parcial basada en el mal estado de mi cuerpo causado por el maldito veneno energeticoquimico. Al final despues de un rato de lectura senti el suenyo necesario para dormir sin tener aun claro que hacer al dia siguiente.

Cuando acosté de nuevo, ya pasada la medianoche, o mejor dicho, cuando dejé a mi cuerpo ponerse a dormir un rato mas largo, no habia zanjado el asunto de mi asistencia al trabajo.
Esta manyana desperté de forma automática. Miré en seguida el despertador y vi que aun no eran las ocho: podría interpretarse de forma positiva el que mi cuerpo aún no haya desactivado esa senyal de alarma interna para los dias de curro. Sin embargo el resto de mi cuerpo, y sobre todo mi animo no estaban sincronizados con mi despertar.
Asi que decidí seguir en la cama, y pasar así el resto del dia. Tratando de ser fiel a la verdad, si mi ánimo hubiese sido otro posiblemente hubiese pasado por alto mis nauseas y molestias estomacales y hubiese tomado una vez mas rumbo oeste dispuesto a aguantar una vez alli 8 horas frente al ordenador. Pero hubiese sido una vez mas un ejercicio de resistencia cuestionablemente necesario: no solo mi cuerpo, sino tambien mi mente necesitaba quedarse en casa y terminar con mi recuperación. Y mas la segunda que el primero.
Eran las 8 del lunes pero podian haber sido igualmente las 8 del domingo anterior: de nuevo volvía a cuestionarme todo y a encontrar mi autoestima perdida por los garajes mas sucios a donde solo vuelve los domingos tras el alcohol. Necesitaba volver a cerrar los ojos y volver a la cueva, esta vez decidido a enfrentarme al monstruo de mis fantasmas el tiempo necesario para poder volver a salir a la luz y no volver nunca mas a deambular por los garajes de la felicidad.
Asi que cerré los ojos y volví a verlo todo de nuevo: a rememorar todas las escenas dolorosas y analizarlas sin quitarles un apice de dolor pero tratando al mismo tiempo de no dramatizarlas en exceso ni caer en el placido lecho de la lástima propia, esa que me justifica la rabia y el dolor.
Esta vez entre a la cueva con antorcha, tratando de ver no solo al monstruo que en ella aguarda sino tambien la propia cueva, la que conecta el lugar con el mundo exterior. He llegado de nuevo a conclusiones que ya conocía, a proponerme a actitudes que una y otra vez tomo pero terminan llevandome de nuevo a la cueva. Quizás el error fue pensar alguna vez que no habría de volver. Pensé que quizás evitando volver a la cueva dejaría de enfrentarme al monstruo, pero creo a dia de hoy que quizás esa fuese la solución mas lógica, las mas sencilla aparentemente, pero también la más dificil de cumplir. La mas dificil de cumplir porque supone poder controlar situaciones ajenas a mi, poder llevar mi destino siempre y en cada momento alli donde quiero ir. Y eso, a dia de hoy, no lo veo posible. Quizás lo fuese para alguna gente, pero significaría para ellos el tener que renunciar a cosas y sobre todo a personas, o peor aun a imponer a esas personas cosas que hacer contra su voluntad, sea esa persona una concreta e importante, o muchas para el insignificante. Creo que quizás nunca sea capaz de actuar de ese modo. Y creo que, en cierto modo, y aunque me conduzca a situaciones dolorosas, me siento orgulloso de ello.
Y es por ello que creo que alguno de los caminos que tome en algun momento futuro, me llevarán irremediablemente a la cueva, guiado por esa mezcla de mi voluntad y la de todo lo que me rodea que al final dirige mi vida. Debo entonces estar preparado para mirar otra vez cara a cara al monstruo, que seguramente seguirá alli. En algún momento pensé que nunca volveria a verlo, y claramente me equivoqué. Después lo asumí como algo real y peligroso, una parte de mi que se manifiesta en la cueva, que no deseo pero que no puedo evitar, pero no pasé de la aceptación del hecho. Ahora me preparo para la confrontación a el. Creo que, por esta vez, lo he dejado atrás, aunque las heridas aun no estén curadas del otro. Otra vez más me he vuelto a levantar tras la caida, pero esta vez he de prepararme para no volver a caer. Aunque, con fortuna, quizás no haya en el futuro ocasión de volver a caer.
Ahora ya se donde habita el monstruo. Y se que es probable que en poco tiempo vuelva a entrar en la cueva y a verlo, tratando de hacerme caer. Creo que esta vez me he preparado para verle, en esta manyana de colcha iluminada por el sol. Se casi desde la primera vez en que lo vi cual es mi debilidad, esa característica mia que me hace ser vulnerable a el. Muchas veces me he planteado el porque de su existencia, y el porque de mi debilidad. Puede ser que siguiendo por ese camino de busqueda de los porques, consiguiese terminar con su existencia. Pero muchas veces he llegado a responderme a las preguntas y sin embargo tanto el monstruo como mi debilidad han seguido alli. Asi que por esta vez no tomaré ese camino directamente, sino que dejaré que las mareas que rigen mi vida me lleven a dar con el como el naufrago con la playa.
Asi que desde hoy volvere a bajar de la cueva. Y a seguir con mis caminos segun mi voluntad, y sin tener que destruir nada de lo que quiero tan solo con el fin de no volver a la cueva. Porque ello también me doleria y quizás incluso crease mas dolor, y tampoco me garantizaria que no volviese a aparecer algun dia en medio de la cavidad oscura.
Asi que creo que esta vez voy a tratar de tomar la opcion valerosa: la desesperada, la de huida ya se ha revelado mas de una vez como infructuosa. Tampoco me ofrece la valerosa ninguna garantia, pues ya cai con ella y no fue menos el dolor, pero entonces no estaba preparado del todo. O al menos eso quiero creer. Ninguna de las decisiones que tome me garantizan nada, porque sino dejarian de ser decisiones para pasar a formar parte de un guion previamente escrito. Quizás lo sean, al fin y al cabo, pero hoy y aqui, metido en mi papel de jugador, mi mision no consiste en saber si soy actor o jugador, sino simplemente jugar.
Y jugar tratando de disfrutar. Voy bajando ya con estas lineas que escribo el camino que baja de la cueva. Voy pensando en los caminos siguientes que tomar, y esto comienza a devolverme la ilusion. Aunque soy consciente de que dentro de poco volvere a la cueva. Espero para entonces estar lo suficientemente preparado y no volver a caer.
Espero tambien, en complicidad con mi yo lector del futuro y conquien quiera si es que existe que pueda llegar hasta aqui, poder volver a escribirlo. Y no necesitar de un dia de baja laboral, aunque justificada (que si) como en este caso para volver a hacerlo. Y que el camino se llene de letras y entradas en el blog.

escuchando-> Sigur Ros
leyendo-> La historia de la filosofia universal