miércoles, julio 29, 2009

Cuando la razón tambien lleva a esquinas dolorosas

La nueva semana parecía traer indicios de mejora: en el trabajo era casi capaz de concentrarme y utilizar parte de la jornada laboral en transformar mi posición frente al ordenador en algo productivo, y el dolor parecía alejarse junto con la furia. Solo en casa, sentado de nuevo frente al televisor de mi memoria, no veia mas protagonista de mi vida que un perdedor empenyado en no serlo o no verlo, incapaz de aceptar la realidad pero preso de sus miedos para cambiarla. Steffan cocinaba para hacer digerir mis penas mas sabrosamente y la velada parecía haberse filiado al agradable partido del verano finalmente.
Seguía pedaleando furiosamente sin embargo cada dia de camino a la universidad: una serie de fallos detectados en los trenes urbanos ha dejado a la mayoria de las eses sobre ruedas en los talleres y me fuerza a hacer deporte cada dia. Parecía, sin embargo, que todo continuaba en la dirección positiva que hacia intuir el dia anterior. Hasta que llegué a casa y me informaron que el amigo del que no queria oir hablar estaba en el hospital. Tuve que llamarlo pese a no querer hacerlo, atado por la cadena de la amistad, para cerciorarme de que todo iba bien. Pero pese a mi preocupación, no pude evitar odiarle un instante, por tener que mostrar su dolor en público ocultando el mio, creado en parte por el. Envidia, al final, mi mas doloroso de los defectos. De nuevo con la mente llena de pensamientos de mal sabor, trataba de refugiarme en series de ficción, en las que pese a las risas, no podía dejar de cerciorarme que incluso los perdedores de la ficción disfrutan de mas sexo que yo. Y me iba a la cama con lagrimas dandole un salor salado a mis carcajadas.
El miercóles sin embargo, pude al fin reir y sonreir sobre todo con una alegría que apartaba de mi cabeza las preocupaciones. Al fin llegó el juguete para el ninyo triste, la distracción materialista que necesitaba mi alma afligida: llegó mi batería electrica y por un dia me olvide de todo lo demás. Aunque en alguna esquina de mi pensamiento me pareciese indigno necesitar de algo material para olvidar todo el danyo hecho a mi corazón. El resto de la semana me trajo amigos y alcohol, companyia y poco tiempo a solas para enfrentarme a mis pensamientos. Con CJ el jueves, su sinceridad y escucha que me abrió los ojos a otras esquinas donde mora la amistad, al dia siguiente con Cristian escuchando a Herman Düne en la sala de fiestas de Kreuzberg y el sábado y el domingo con Dirk y su facilidad para hacer del mundo un lugar sencillo y feliz, aunque agotador y sin tiempo para el descanso.
Todo parecia ir bien, pero de alguna manera el virus de la tristeza no terminaba de abandonarme, como un ocupa en la casa de mi ilusión y alegría vital. Seguia haciendo cosas pero mas movido por la esperanza de que la ilusión vital vuelta a mi vida que por esta, negociando aun con mi corazon los términos de su contrato. Las risas y abrazos, las melodías y ritmos de las melodías de Herman, el agua del lago y el Ron del Mai Tai tenian que enfrentarse a mis viajes solitarios presos de pensamientos negativos, el miedo al contacto visual con cualquier mujer atractiva y el dolor provocado por la mera visión del amor o el sexo.
Sin embargo hasta el lunes todo parecia ir en la dirección correcta. El lunes el verano decidió manifestarse en Berlin con toda su exhuberancia, despertando en mi mis mas primitivos instintos sexuales. Instintos que no casan bien con mi situación emocional ni quedan bien con los andrajos rasgados del traje de mi autoestima. Nervioso, abandoné el trabajo corriendo cuando comenzaba a avanzar, y traté de refugiarme de nuevo en el calor de las termas buscando la calma y una visión clara para mi mente. Y entonces la racionalidad se tornó cruel y despiadada, haciendome ver que el problema tan solo depende de mi. Claro es que mis amigos me traicionaron, se olvidaron de mi y mis sentimientos, e ignoraron todo el dolor que podian causar. Pero que este dolor sea tan grande, es solo a causa de mi incapacidad de ser como ellos, de no pensar en las consecuencias de mis actos, de liberarme de tabues y muros mentales y actuar, dejandome llevar por mis instintos. De alguna forma parecia decirme mi razón que el problema es el tratar de no ver que no soy como ellos, y que por una serie de condicionantes emocionales, fisicas e intelectuales, nunca quizás pueda ser como ellos, porque nunca lo fui y de alguna manera, nunca lo quise.
Abrumado por esta repentina clarividencia, pase el dia de ayer sumido en miedos y nuevas preguntas. No saber como continuar con mi vida, si tratando de seguir en un lugar en el que en ocasiones creo no pertenecer, o abandonar todo y buscar un nuevo lugar para mi, donde no haya lugar para el desenganyo, el dolor o la envida irremediable. Miles de preguntas que continuan a estas hacian cola por entrar en mi mente ayer y hoy, cuando con la cabeza colapsada y el estomago encogido renunciaba ir a trabajar alegando no sin falta de razón enfermedad.
En la cama giré y giré, hasta que al fin crei dar de nuevo con una nueva solución al devenir de mis dias. De algun modo se me hizo evidente, que si bien no puede ser como la gran mayoria de la gente que me rodea, no tiene que imposibilitarme esto el proseguir mi vida con y entre ellos. Quizás nunca sea capaz de enfrentarme al amor y al sexo con la misma levedad y despreocupación con la que ellos lo hacen, pero no hay razón para que esto me impida ser feliz. He de tratar de dominar la envidia que me produce el placer instantaneo que ellos obtienen y yo no, y pensar tan solo en el que yo puedo obtener. Tan sencillo como insistente es mi mensaje, que siempre me repito a mi mismo y no puedo siempre seguir: no hay razón para compararse con nadie. Aunque nadie sea la mayoria, tu estás en la minoria. Cuando te gusta y cuando no tambien. Pero no puedo dejar que estar en la mas mínima de las minorias me haga sentir peor. Por mucho que pierda, siempre habra tiempo para ganar. Pero para eso, debo dejar el tiempo libre de pensamientos repetitivos. Aunque esto ya lo haya escrito muchas veces.




escuchando-> Lisabö, Ezlekuak
leyendo-> El profeta, Khalid Gibran

Culito de rana

Las heridas se curan lentamente, en silencio, entre sollozos y ojos húmedos. Mis lineas del miércoles 15 reflejaban todo mi dolor y rabia, mi desenganyo y esperanza de encontrar un nuevo horizonte.
Por aquel entonces aún no sabía como, dominada mi racionalidad por el dolor y los ataques coléricos que azotaban mi alma y orgullo heridos, si no de muerte, si hasta el límite de dudar de su recuperación. Entre horas y horas de castigo en la universidad, frente a un modelo que avanzaba solo debido a la imposibilidad de no hacerlo, mi cuerpo bramaba y demandaba extenuación, volver a casa pedaleando hasta el límite de mis fuerzas, con la mirada baja evitando exponer al turista veraniego mis lágrimas de devastador invierno emocional.
Escribir el miércoles fue un grito al ciberespacio, un deshaogo emocional tan importante como los insultos que como rios brotaban continuamente de mi boca. El jueves ahogué mis fuerzas en la piscina de la plaza de Spreewald, brazeando hasta volver a casa sin fuerza, aunque con un atisbo de calma, dejando que el agotamiento impidiese que se alzasen los ejércitos de mi ira.
Mientras tanto, esperaba sin resultado alguno una llamada del amigo que fué y causó. La llamada no llegó, y evité encontrarme con el el jueves en un encuentro que mi hubiese devastado.
Necesitaba sin duda que el findesemana me liberase del castigo de sentarme 8 horas frente al ordenador mientras pensamientos repetitivos volviesen una y otra vez a mi mente como comerciales interminables del canal de televisión de mi autocastigo.
Desperté el viernes al fin liberado de obligación, pagando por ello el precio de un dia de vacaciones. Quería salir en bicicleta e ir a nadar al lago, olvidarme del mundo entre árboles y agua, cuando antes de salir me llamó mi amigo. Su llamada, mas que liberarme de miedos, actuó como una levadura perversa sobre el pan de odio que cocía mi dolido corazón, y entre golpes y sollozos aparté la excursión de mi mente y me sente a esperar su llegada. Me senté, hable con la racional voz de la habitación frente a la entrada de mi vivienda, y salí a correr hasta dejar salir de mi todo aliento de fuerza dispuesto a una confrontación violenta. Cuando volví a casa, mientras el agua de la ducha caia sobre mi cuerpo, una descomunal y breve tormenta azotaba berlin llenandola de oscuridad y calles resbaladizas.
Entonces llegó el y hablamos, yo lleno de dolor y el aparentemente de sorpresa, pensando que nunca su acción pudiese haber causado ese dolor en mi. Quizás fue entonces cuando mas defraudado me sentí, por creer quizás que el podia haberse dado cuenta de mi situación. Apenado por entender que mi definición de amistad no concuerda con la suya, o al menos la expresión concreta de relación amistosa que existe entre nosotros. Me faltó esa sensibilidad y su apoyo, un no pasa nada, lo superarás, si supiese que te hubiese danyado no lo hubiese hecho...
Pero solo escuché un "lo siento mucho" de su boca, como expresando sorpresa por el dolor causado, pero sin implicación expresa de hacer algo por solucionarlo. Se fue agarrandome el hombro y pidiéndome no hablar de ello con todos los amigos comunes. Y yo volvi a casa cerrando amargamente la tapa del libro que aun me quedaba por leer.
Llamé amargamente a Espanya, a escuchar amparo de las voces donde identifico la amistad, y que junto con breves lineas de acompanyamiento a través de la red, han sido mi sustento en tiempos de oscuridad. Aun con sabor a cicuta llamé a otra persona donde aun creo encontrar confianza, y junto con el y frente a un plato de comida asiática planeamos mi evasión y viaje balneario a Constantinopla, Lesbos y Mykonos.
Dejé a mi amigo salir de mi casa con el estomago lleno de cervezas, que yo apenás si probé. El sábado me esperaba como se fue el viernes, gris y amenazante, al menos la comitiva desaprensiva que me encontré a las 9 de la manyana. Traté de desgastar aun más mi cuerpo para terminar de matar el dolor, pero antes de terminar de ayudar en la ultima mudanza que espero realizar este verano, tuve que volver a casa a acostarme y tratar de dejar mi mente en hibernación. El sábado pasó entre series de televisión y finales de libro a los que pedia entretener mi mente, y terminó con una discusión-charla junto a mis cohabitantes donde tratamos de dejar zanjados y claros los procedimientos a seguir hasta mi completa curación espiritual. Aliviado por encontrar apoyo también en mi caverna del 24, me acosté.
Levanté y traté de salir a la calle, ver el sol y ver gente, mezclarme como un atrezzo mas entre los turistas visitantes del mercadillo de la plaza de Boxhagen. El aire me vino bien, y el helado, y el paseo, pero aun era incapaz de mirar a los ojos de una chica sin sentirme desnudo y pequenyo, o dos labios juntarse sin que pinzas de algun diablo extrajesen un pedazito mas de mi corazón.
Volví a casa, tomé el albornoz y pedaleé hasta la sauna en un extranyo dia de verano. Con el sudor y el calor introducido en cabanyas de madera regresé con el corazón latiendo lentamente y la cabeza pensando por primera vez en meses libre de cargas. Al menos hasta que me metí en la cama y comencé a dormir.

escuchando-> Herman Dune
leyendo-> Watchmen, by Alam Moore

miércoles, julio 15, 2009

Redención

Sabía que este dia tenia que llegar, antes o después. No solo en mis posts, que ahora no tengo ganas de buscar para citar, sino sobre todo en mis domingos de resacas y miedos, de dudas e inseguridad, sufría esperando el final, la amputación de mi dulce y dolorosa esperanza.
La madrugada del sábado al domingo llegó ese dia, esta pasión desplazada al calor de julio. Como en cualquier obra de final dramática, comenzó con un dia soleado, el cuerpo descansado, duchado y dispuesto a pasar un dia. Caminaba hasta no muy lejos de mi casa, para encontrarme con la comitiva del desfile revindicativo. Cómo en la visita del gobernador Pilatos, tambien en esta historia comenzaban los hechos finales con calles pisadas por rios de gente, rodeados de agentes armados. En esta ocasión los soldados no eran romanos y no vestían túnicas, sino alemanes y cubiertos de verde de piel a cabeza, con unos volumenes similares a los de quarterback de futbol americano.
En Boxi me encontraba con varios amigos, entre ellos la parte izquierda de Judas, la más dolorosa por ser la mas querida. Caminamos dejando atrás el barrio y las vias del tren, bajando hasta la vera del río, donde se acumulan los clubes y la cultura underground que pretendiamos defender, con música electrónica y cerveza, una vez que la policia nos dejo abrir las botellas y cada vez mas gente se unia a la marcha. Yo caminaba entre mi medio Judas y mis otros dos amigos, de pronto portando una pancarta que nunca pedí dejando a mi izquierda el muro real que nombra este blog, y a la derecha el palacio de cristal y metal con nombre de companyia de telefonia movil. Saboree mi comida junto a mis apostoles, casi parecia el preludio de la cena.
Entonces llegó la otra parte de Judas, ofreciendome vino y abrazos, juntandose con todos nosotros y continuando la marcha, hasta que llegamos al final, a la música y la caida del sol, a las charlas y la dispersión. Judas junto sus dos partes y yo intuí el desastre. Judás no besó mi mejilla, sino la suya propia, y ya lei en sus labios la promesa de mas besos que su otra parte no rechazó.
No subí a ningún monte Calvario, sino que baje al suelo y me quedé callado y triste. Ya veía de nuevo todos mis miedos, esta vez mas cerca que nunca del final.
Pasaron unas horas entre pesares y crecientes dolores de cabeza, Judas se sonreia y se abrazaba a si mismo. El mismo Judas y otro discípulo mas pidieron ir a cenar, me preguntaban como estaba o me abrazaban.
Quise evitarlo, y conseguí escabullirme de la cena, huyendo a mi cuarto a rezar por mi salud. Crei haberlo pasado, dejado atras los miedos y estar dispuesto a todo. Bajamos entonces a la calle, con más discípulos y tomamos y bebimos del mojito que prepara el cubano del número 25.
Conforme bajaba el alcohol, mas claro lo veia todo. Sabia que iba a terminar donde yo temia, en callejones donde evitar mirar de labios entrelazados, cuerpos deslizándose y fluidos intercambiados. Me acerqué y le dije al Judas mas cercano que estaba dispuesto para su traición. Le mentí a el y sobretodo me mentí a mi mismo. Con la otra parte de Judas evite siquera el contacto, esa parte por su lado evitaba el mirarme a los ojos. Llegamos a la fiesta solidaria con la marcha, eran mas de las tres de la manyana, muchos discípulos parecian cansados, y en las cavernosas estancias del club junto al muro resonaban ritmos caribenyos y caldosos, repetitivos y que poco invitaban al baile.
Ninguno de los discipulos bailaba ya. Se sentaban, caminaban o se perdian buscando la orilla del rio. Mi desesperación se ahogaba en una botella de Coca Cola, y comencé a buscar lo que quería ver para automutilar mi noche. Busqué a Judas solo, pero lo encontré acompanyado, no solo de si mismo, sino tambien de otro discípulo mas. Los dejé deseándolos las buenas noches y recibiendo abrazos tan leves y faltos de fuerza que transmitian cifradamente la traición.
Enfermo de celos, miedo y desesperacion me senté semitumbado en una silla larga, semioculto tras un quiosco que cerraba sus puertas mientras el cielo abria las suyas. Los discípulos se iban todos juntos, y por un momento pensé que todo terminaria solo en un susto más, una traición más de mis miedos a la realidad. Pero entonces, tras la pausa en el semáforo, el resto de discipulos dejo solo a Judas. Este camino un poco entrelazado consigomismo, y tras una pausa, se abalanzó sobre si mismo sin que su otro yo hiciese nada por evitarlo, sino que por el contrario le seguia en una estocada de saliva y encimas sexuales. La lengua que entraba en la boca entró en mi corazón como un sable que lo partía de un corte limpió, pero mis pies aun querian seguir viendo, sufriendo, dejando claro que era verdad.
Carcomido por la rabia, el dolor y los celos, me acerqué y carraspeé junto a Judas. Expresé sencillamente, dolida pero calmademente mi dolor, respondido con un indiferente: que podía yo hacer acaso? que terminó de configurar la traición mas dolorosa que jamas se ha instalado en algún rincón de la cabeza. Me retiré y me tumbé en un banco, entre el muro que separaba Este y Oeste de Berlin y el nuevo templo multinacinal del deporte del espectáculo, vendido y rendido frente a el, cerrando los ojos y maldiciendo de todas las formas que conocia.
Aun tuve fuerza para levantarme una vez mas y acercarme a ellos de nuevo, que se perdian en el bocado perpetrado por el capitalismo al largo resto inerte de muro, que en un hueco que se abre como muela caida frente al rio deja sitio al cartel anunciador de la diversión programada por equipos comerciales. Junto al cartel, veia como mi vano intento de despertar en Judas arrepentiemiento era sacudido como un mosquito por el egoismo, la pasión y los impulsos.
Cada vez mas apenado y furioso regresé caminando al 24 de la calle varsovia, subiendo la calle entre turistas rusos borrachos y ciclistas siseantes, deseando que alguien chocara conmigo para iniciar una pelea. Solo sentía dolor, y necesitaba extenderlo, desatarlo, exponer mi corazon desangrado a la calle.
En casa no pude dormir, solo gritar, patalear, golpear todo lo golpeable y caminar nerviosamente de un lado a otro. Asi llego el dia, tras un sendero interminable de minutos dolorosos, un paseo en pijama por el barrio y miles de cuchillas penetrando en mi corazón.
El dia llegó y con el las preguntas. Todo el mundo en mi casa lo supo, y, mayormente me dieron la razón y su apoyo. El judas mas cercano y querido llamó, se arrepintió con voz convencida y se insulto a si mismo, pero esto no hizo sino desatar mas aun mi rabia. Sabia que lo que hacia estaba mal y quebraba los restos de mi máquina de sitole-diastole, pero aun asi lo hizo. De la otra parte de Judas aun sigo esperando una explicación, o al menos una pequenya muestra de interés por mi estado de animo.
Mi proceso autodestructivo se prolongo todo el domingo, lunes y martes. Lo que los Bulldozers de mi mente dejaban en pie me encargaba yo mismo de machacarlo a mano: mi autoestima ahora es poco mas que un trapo usado y sucio, feo y maloliente que alguien trata de lavar con extrema dificultad. Me he preguntado millones de veces porque, maldecido e insultado en un dia mas que en la decada anterior y golpeado hasta hacerme parar por dolor. No queria verlo pero ha llegado.
Y hoy, despues del tercer intercambio de palabras y frases con Judas todo ha quedado claro: despierta con un golpe, con un impacto de tu ilusión.
Ha sido una traición, si, dolorosa y horrible, de la que no se cuanto tardaré en recuperarme completamente. Estoy seguro de que lo haré porque está en mi naturaleza, igualmente que mi tendencia al masoquismo y la autodestrucción. Con estas dos ultimas espero terminar pronto.
Pero hoy han quedado respondidas todas mis preguntas. Todos mis miedos confirmados, pero carentes de duda, ya no son miedos sino hechos. Y ahora toca afrontarlos. He vivido los ultimos cuatro anyos en una ilusión, una forma de protegerme y danyarme al mismo tiempo, pero que hoy a quedado desenmascarada de forma final. Quizás no hubiese sido necesario el golpe para hacerlo, pero asi ha sido, y no ha dejado piedra con piedra para que vuelva a reconstruirse.
Se acabó la ficción de un final sonyado, de este final sonyado inventado y creado por mi. Esta ficción de 4 anyos de anhelos y esperanzas, desenganyos y automentiras. Ha llegado el momento de girar la cabeza, y ver la luz fuera de la caverna.
De los diecieocho a los veintitres anyos vivi emocionalmente pendiente de un amor que terminó y no quise aceptar su muerte. De los venticinco a los veintinueve he vivido, gozado y sobretodo sufrido alimentando mi propia fabula de esperanza cimentada sobre lugares comunes de amistad y actitudes inconscientes. Se terminó. Comienza mi redención. Y me pregunto ahora, que me esperará mas allá de los veintinueve. Será posible curar mis magulladuras antes de los treinta?
Solo creo y espero que si, aunque para ello deba escuchar cada minuto del dia gritos y guitarras motivadoras.
Ahora debo curar mi corazón, atado por un pedazo de pellejo a mi caja torácica. Y saber como empezar a vivir sin Judas, sin el que mas quería y mas me hacia sufrir, y sin en el que crei haber encontrado mi mejor amigo en Berlin.
El cartel indicador del perdon senyala aun muchos quilómetros, necesarios para mi curación.

escuchando-> Foo Fighters, Best of You
leyendo-> cualquier cosa sin necesidad de recordar mas allá del último parrafo